Hace pocos días unos 2.000 inmigrantes subsaharianos intentaron cruzar la valla metálica que separa la ciudad noreste marroquí Nador y el enclave de Melilla.
Armados con palos, machetes, piedras y cuchillos, los asaltantes no dudaron en atacar a las fuerzas de seguridad marroquíes, quienes demostraron un alto sentido de profesionalismo y actuaron en uso proporcionado de la fuerza y en defensa de su propia integridad personal. Desafortunadamente, 140 agentes marroquís resultaron heridos durante los ataques violentos.
Este inédito asalto masivo de inmigrantes fue extremadamente violento, planificado y perpetrado por redes de mafias de trata de personas y no, como intentan circular algunos medios de desinformación y ONGs, un intento de migración ilegal cualquiera.
Lejos del modus operandi clásico utilizado por los inmigrantes ilegales, el asalto masivo fue perpetrado por un contingente militarmente preparado para confrontar a las fuerzas del orden, como lo demuestra el uso de garrotes y piedras, objetos metálicos en forma de gancho, machetes y armas blancas, lo cual refleja la predisposición de los asaltantes a causar los máximos daños en las filas de los agentes de seguridad.
Al elegir como punto del asalto al puesto Barrio Chino reservado para el paso de los vecinos desde y hacia el enclave de Melilla y ante la estrechez de sus cuatro pasillos y la afluencia masiva de los asaltantes, una gran estampida se produjo, dejando un balance de 23 muertos y 76 heridos, de los cuales 18 siguen hospitalizados.
El presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, ha señalado a las mafias de la trata y el tráfico de seres humanos como únicas responsables de la tragedia. Pero la intención de dichas mafias no era simplemente traer migrantes al otro lado de la valla, sino provocar una gran tragedia humana.
Marruecos por su parte, deploró estos acontecimientos dramáticos y aseguró que seguirá actuando con firmeza y sin descanso contra las redes delictivas, las mafias de trata de personas y las minorías violentas que intentan desvirtuar la noble dimensión de la migración y la Estrategia Nacional de Inmigración y Asilo, impulsada en el país desde el año 2013 bajo las instrucciones del Rey Mohammed VI.
Las buenas prácticas de Marruecos en materia migratoria, iniciadas de conformidad con la visión humanista del Rey Mohammed VI, son probadas y palpables. De hecho, el monarca ha impulsado en los últimos años dos relevantes acciones que han consolidado la dimensión continental de la migración, a saber, el Observatorio Africano sobre la Migración y la Agenda Africana para la Migración.
Desde 2016, las autoridades marroquíes han frenado más de 145 asaltos en los enclaves de Ceuta y Melilla (50 en 2021 y 12 registrados hasta mayo de 2022), han desmantelado a más de 1300 redes de tráfico de personas (256 en 2021 y 100 hasta mayo de 2022) y se han abortado más de 360.000 intentos de emigración irregular (63.000 en 2021 y 26.000 hasta mayo de 2022).
Ayer mismo, la Dirección General de Seguridad Nacional marroquí detuvo a 59 candidatos a la inmigración clandestina en Tetuán, todos ellos procedentes de países del África subsahariana.
Ante la tragedia de Nador, Marruecos anunció que va a reforzar su política de retorno voluntario de los migrantes a sus países de origen, en total respeto a sus derechos y dignidad y en coordinación con las embajadas de los países africanos.
Asimismo, el país norafricano está decidido a reforzar aún más su cooperación con sus socios en el marco de la responsabilidad compartida y su reconocida contribución a la seguridad regional. En este sentido, el Reino alauí ha hecho un llamado para impulsar una solidaridad activa entre el Norte y el Sur a través de soluciones estructurales para el desarrollo sostenible y el fomento de los flujos migratorios legales.
