“El cambio climático está aquí. Es aterrador. Y es apenas el comienzo. La era del calentamiento global ha terminado. La era de la ebullición global ha llegado”, dijo el secretario general de las Naciones Unidas, António Guterres en un reciente discurso. La declaración, para la gran mayoría de activistas ambientales, es solamente un dato más en la línea de sucesos que han ocurrido en los últimos años.
Sin embargo, son palabras que deberían enviar una ola de shock a todos. Es cierto que la noticia estuvo en los diarios y redes sociales durante un par de horas (posiblemente un día si somos optimistas), más su importancia solo duró el tiempo en el que fue tendencia, que fue contenido nuevo y “jugoso”.
A diferencia de muchas noticias o contenido, el cambio climático mantiene un peligro constante y está empeorando, desafortunadamente, cada día.
En efecto, el cambio climático se ha vuelto aterrador. Escenarios climáticos sumamente raros fueron presenciados en todos los continentes, causando no solamente pánico y desespero entre los habitantes, sino sequías e inundaciones, dejando su seguridad alimentaria y económica en manos del destino.
Desde una perspectiva más científica, julio fue el mes más caliente desde que se tiene registro. Y si lo que vimos en los últimos meses ya era problemático, solo queda esperar a los daños irreparables que podría dejar la Era de la Ebullición Global en el futuro.
Esta Era debe entenderse como una ebullición no solamente ecológica sino social. Los valores básicos de la humanidad son transgredidos desinteresadamente día a día.
Es una hipocresía considerarse una persona respetable sin siquiera tener respeto hacia el mismo planeta en el cual habitamos. Lo que menciona António Guterres debe ser una señal de ayuda, un S.O.S., que nos permita expandir nuestra visión hacia un futuro con unos valores inequívocos y claros.
Que no tiemblen frente al desgastante tiempo. Un futuro con valores fuertes es intrínsicamente un futuro ecológico. No podemos fundamentar nuestra moral al ser incoherentes con nuestro estilo de vida. Esto incluye las peticiones que deberíamos exigir en nuestro día a día a quienes formulan las políticas públicas, tanto nacionales como internacionales.
La Era de la Ebullición Global ya está sobre la mesa. Ahora debemos salir de ella, conjuntamente. Las excusas deben ser expulsadas de nuestros pensamientos para dar espacio a la apertura de mente. Dicha apertura es la salvación de nuestros valores.
No es tarde para empezar el proceso de aprendizaje ambiental y evitar un desastre mayor. Tampoco es tarde para aceptar el desconocimiento de la crisis. Pero actuar es ineludible.
La Era de la Ebullición Global se debe entender como una ventana de oportunidad para sentar la base de un futuro humanista, en el cual los valores realmente reinen, y sentemos una base para un futuro con prosperidad. Antes de que sea demasiado tarde.
