En anterior artículo titulado “China no es chifa, es potencia”, nos referíamos a la ceguera generalizada de nuestros compatriotas respecto a China, a la que ven con la óptica añeja de su excelente comida en los restaurantes que denominamos “chifas”, así como en las tradicionales bodegas de barrio conducidas por nacionales chinos o sus descendientes.
El artículo en cuestión era para resaltar la importancia del puerto de Chancay, en actual construcción con capitales, tecnología y procedimientos chinos, que será el más importante de América del Sur para el comercio con el Sudeste Asiático, siendo un elemento positivo para considerar a China como aliado estratégico en materia de desarrollo económico.
Un excelente amigo, de nacionalidad peruana, descendiente en línea paterna de chinos, y en línea materna de criollos peruanos, en consecuencia, gran conocedor de la cultura de ambas procedencias me comentó que, por lo general en occidente seguíamos viendo a la China de los tiempos de Mao y que ello había cambiado sustancialmente, aunque si bien es cierto su cultura de cinco milenios y su filosofía desde Confucio era la misma.
Durante un siglo China estuvo dominada por extraños, época a la que se llamó “siglo de la humillación”, pero a partir de 1949 después de una guerra civil, se recobró dignidad pero se perdió en libertades bajo la conducción de Mao, no siendo tampoco auspicioso el tratamiento económico y social de aquellos años, hasta que a partir de 1978 con el gobierno de Den Xiaoping, se comienza su apertura a occidente y en general al mundo entero, con reformas y gran crecimiento, que en cerca de medio siglo han convertido a China en una superpotencia mundial, en todos los aspectos.
El éxito alcanzado en China no solo se debe a las reformas de Den Xiapoping, sino también a virtudes ancestrales de los chinos, como es su laboriosidad, austeridad, ahorro y respeto a la autoridad, además del cumplimiento de sus planes quinquenales de desarrollo. A diferencia de otras latitudes, la planificación China se cumple a rajatabla, mientras en otros países es simple papel mojado, con mucho futurismo pero carente de realismo.
En las Olimpiadas de Beijing del 2010, el mundo descubrió a una China diferente, pujante, con libertad para comerciar e invertir, avances tecnológicos, inclusión financiera, lo que ha ido creciendo con los años, hasta conducir el Banco Asiático para el Desarrollo de la Infraestructura, con muchísimo más capital que el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional (FMI), así como liderar el BRICS.
La China ha fomentado la nueva “Ruta de la Seda” para su comercio mundial y, en ésa ruta el Puerto de Chancay es de importancia crucial, lo que puede devenir en mayores inversiones chinas en el Perú, que ayuden a nuestro desarrollo y crecimiento, asuntos a los que debemos poner visión de futuro y repetimos, tener a China como aliado estratégico, sin prescindir de otros aliados occidentales, lo que nos significa ni que copiemos su sistema político ni que cambiemos el nuestro. Como verán el aliado
