Tras la abdicación de Margarita II
Dinamarca vivió ayer un día histórico, la abdicación de Margarita II tras 52 años como reina y la proclamación de su sucesor, su hijo Federico.
Desde primera hora una gran multitud se dio cita en los alrededores del castillo de Christiansborg, donde ha tenido lugar la ceremonia, para estar cerca de la familia real británica en este día tan especial.
Veinte minutos antes del comienzo del acto, fijado a las dos de la tarde, el príncipe heredero y el príncipe Christian salieron desde el palacio de Federico VIII, en Amalienborg, en dirección al castillo.
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Junto a ellos viajaba la princesa Mary, la nueva reina, que para la ocasión se vistió de blanco, al igual que hizo la reina Letizia el día de la coronación de Felipe VI. Desde el coche se pudo ver que lleva un abrigo del diseñador danés Soeren Le Schmidt.
La reina, por su parte, recorrió la distancia que separa el palacio de Christian IX del castillo en el conocido como Carruaje de las Bodas de Oro y escoltada por el Regimiento de Húsares de la Guardia. A través de los cristales de su vehículo se pudo ver parte de su indumentaria, compuesta por un abrigo de piel, un recogido sencillo y unos pendientes de diamantes y rubíes.
Ya en el interior del castillo de Christiansborg -un histórico enclave que fue residencia de la familia real hasta el año 1794 y que en la actualidad funciona como la sede del Parlamento y de los poderes judicial y ejecutivo-, todos ellos han acudido al Consejo de Estado, un acto que se celebra a puerta cerrada.
Pasadas las 14:15 horas, Margarita firmó su abdicación, convirtiendo a su hijo de manera inmediata en el nuevo soberano del país nórdico, en el que reinará bajo el nombre de Federico X. La transición oficial, sin embargo, no se hizo hasta las 15:00 horas.
Una vez realizada la firma, la nueva familia real acompañada de Margarita enrumbaron al palacio de Christian IX, Amalienborg. Como curiosidad, la ya anterior reina no realizó el trayecto en carruaje al no ser la soberana de Dinamarca.
Los reyes Federico y Mary ofrecieron una recepción en el palacio de Christiansborg, la primera en calidad de monarcas. Estuvieron presentes diferentes personalidades como la Primera Ministra de Dinamarca, Mette Frederiksen; Søren Gade, Presidente del Parlamento danés; el obispo de la diócesis de Copenhague, Peter Skov-Jacobsen; y el Primer Ministro de las Islas Feroe, Aksel Vilhelmsson Johannesen.
Puntual, a las tres de la tarde, el nuevo rey salió al balcón del castillo de Christiansborg junto a la primera ministra de Dinamarca, Mette Frederiksen para saludar a los ciudadanos allí reunidos.
La política programó oficialmente a Federico X como soberano quien, visiblemente emocionado, pronunció un discurso que los asistentes aplaudieron y vitorearon. Finalizado este, su mujer y sus hijos se unieron a él para dar las gracias a la multitud, que durante varios minutos festejó su presencia.
Siguiendo la tradición, se dispararon tres rondas de 27 salvas desde la batería Sixtus en Holmen, Copenhague para celebrar al nuevo monarca y, justo después, se izó su estandarte, marcando oficialmente el comienzo de una nueva era real.
Tal ha sido la expectación del público, que Federico X y su familia salieron dos veces al balcón para saludar.
Aunque todos ellos estaban felices y emocionados, destacó la princesa Josephine, que ha realizado diferentes muecas mientras que estaba frente al público. Ajenos a ello, Federico y Mary no podían estar más felices y, para demostrarlo, se han dado un beso en público que bien podría ser el de una pareja de recién casados, de hecho, podrían haberlo sido teniendo en cuenta la elección de su vestuario.
Con esta muestra de amor no solo celebran una nueva etapa, sino que además dejan atrás todos los rumores que ponían en duda su relación y que surgieron tras la publicación de unas fotografías del ahora rey Federico X junto a Genoveva Casanova.