El extitular del Ministerio de Economía y Finanzas, Ismael Benavides señaló que con un exitoso programa de formalización de la minería artesanal, los impuestos generados por ese sector podrían aportarle entre 4,000 y 5,000 millones de dólares a la economía nacional.
Destacó que ello equivaldría a casi un presupuesto anual del sector salud, con lo cual, se podría mejorar las condiciones de ese servicio para la población.
DIVISAS AL FISCO
En declaraciones a La Razón, el economista expresó que el gobierno de la presidenta Dina Boluarte debería aprovechar este momento en que los precios internacionales de los minerales están elevados, dado que los cientos de miles de pequeños mineros con su producción podrían aportar divisas al fisco peruano, que no pasa un buen momento por la crisis económica actual.
“Solamente la minería de oro, entiendo yo, está entre 4,000 y 5,000 millones de dólares. Estamos hablando de que tranquilamente ahí se podría tributar un 30% que equivaldría a entre 0.5% y 1% del PBI (…) sería casi igual al presupuesto de salud, porque educación tiene un mayor presupuesto, y se podrían mejorar los servicios de salud largamente con eso”, señaló.
“Para el Estado eso significaría una recaudación importante porque con los precios que tienen hoy los metales evidentemente se están generando utilidades, las cuales podrían tributar al fisco”, añadió el exministro de Economía del segundo gobierno de Alan García.
MÁS BENEFICIOS
De otro lado, aseveró que “para los artesanales los beneficios serían formalizar sus concesiones, poder tener acceso a los servicios del Estado, de salud, de seguridad social, de sistemas pensiones y también poder vender sus productos a mejor precio y no estar en manos de intermediarios”, y así “poder legalizar ese comercio, tener certeza de que se está comercializando dentro de los canales normales de comercialización y no a través de intermediarios o lavadores de dinero. Y por supuesto el Estado recibirá un ingreso de tributación por ese oro”.
Asimismo, Benavides agregó que “también hay una minería artesanal importante en cobre, de manera que el Estado podría recaudar mucho más si es que esta minería se formaliza. Pero lo que no se puede hacer es perseguirlo. Esa producción ya entraría dentro de la cifra de producción nacional. Hoy día están por fuera y la verdad que nadie la contabiliza con certeza. Entonces yo creo que ahí habría un beneficio para todos, para los formales y para el Estado”
TRABAJOS FORMALES
Por otro lado, el congresista de Fuerza Popular, Fernando Rospilgiosi declaró a este Diario que un exitoso programa de formalización de mineros artesanales “de todas maneras, aumentaría los puestos de trabajo formales y las condiciones laborales de esas personas que trabajan en la minería informal, que ahora, por supuesto, no tienen seguro, no tienen CTS, no tienen salario fijo, en fin, no tienen ninguno de los beneficios que tiene un trabajador formal”.
“Bueno, eso mejoraría socialmente mucho la situación de esas regiones, porque, como digo, la minería informal viene asociada a una serie de delitos y a violencia delincuencial. Esto traería una mejora de la situación y disminuiría los delitos asociados a ella considerablemente”, concluyó el también exministro del Interior del gobierno de Alejandro Toledo.
Principales obstáculos
Consideraron que entre los principales obstáculos para que hasta ahora no se haya concretado la formalización minera se encuentra la falta de estudios técnicos sobre el número de mineros informales, dado que solo se cuenta con una aproximación a partir del Censo Nacional 2017.
Además, el Estado ha cometido el error de cambiar constantemente el marco normativo desde 2002, ya que hasta la fecha se han emitido 15 normas diferentes.
Asimismo, hay dificultad en implementar mecanismos de certificación y trazabilidad que incorporen a todos los mineros del sector pequeño y artesanal.
Y por último, indicaron, la minería informal se desarrolla en cinco focos principales a nivel nacional, en La Libertad, Ica, Ayacucho, Madre de Dios, Puno, y Moquegua, pero la normativa carece de un enfoque territorial diferenciado, homogenizando incluso la minería aluvial y la de socavón.