Por Andiolo Zevallos
La Organización de las Naciones Unidas -ONU- dice que «solo una bomba nuclear puede destruir una ciudad entera y causar la muerte a millones de personas; poner en peligro el medio natural y las vidas de las futuras generaciones». Sin embargo, en el mundo existen actualmente 14,465 ojivas nucleares instaladas, listas para ser disparadas.
Solo Estados Unidos tiene 6,450 y Corea del Norte 20 bombas nucleares, según el informe de SIPRI-2018; no son juguetes de plástico. Así estuvieron y así están las cosas, tras el fracaso de la II Cumbre entre el líder norcoreano Kim Jong-un y el presidente de los EE.UU. Donald Trump en Vietnam.
Desde la I Cumbre realizada en Singapur, el diálogo entre Washington y Pyongyang estuvo estancado: EE.UU. exige para hacer concesiones (el desbloqueo del cerco económico) que Corea del Norte se deshaga de su programa de armamento nuclear y balístico de manera irreversible, completa y verificable.
EE.UU. está «provocando» a Pyongyang al sugerir que las sanciones contra el país no serán retiradas hasta que abandone sus armas nucleares. Washington «no debería malinterpretar como debilidad» la voluntad pacifista de Kim Jong-un, y que «no sería propicio» continuar con su «presión y amenazas militares», ha dicho Corea del Norte.
La Cumbre en Vietnam comenzó con un renovado optimismo, era un nuevo esfuerzo diplomático por alcanzar la paz, donde ambos líderes buscarían desbloquear una negociación estéril. Pero tras el abrupto final de la II Cumbre, Corea del Norte ha respondido diciendo «Nuestra posición principal se mantendrá invariable y nuestras propuestas nunca cambiarán, incluso si Estados Unidos vuelve a proponer negociaciones en el futuro».
Como se sabe, Donald Trump abandonó las conversaciones en Vietnam, señalando que Corea del Norte pidió que se levantaran todas las sanciones, una petición que, no podían concederles. Pero a cambio pidió que este renuncie unilateralmente a todas sus armas nucleares y destruir sus instalaciones.
Obviamente, Corea del Norte no cederá mientras no se cambien las medidas de presión impuesta por la ONU a solicitud de los Estados Unidos. Sin duda, esta cumbre ha sido una oportunidad perdida para ambos, sobre todo para los EE.UU. país que tiene mucha historia en Vietnam, donde el conflicto dejó más de un millón de muertos (civiles y militares) y el doble de mutilados y heridos. País en el que la guerra arrasó campos agrícolas, destruyó casas y provocó pérdidas económicas incalculables.
Negociar es dar y recibir, no solo ganar. No abandonar una cumbre presidencial y decir que fue «una reunión muy buena y constructiva». Nada diplomático.