Francisco de Aguirre
Por: Pedro Godoy P.
SANTIAGO DE CHILE.- Su monumento ha sido ultrajado. Son ecos remotos de la leyenda negra. Al ilustre fundador de La Serena de la Nueva Extremadura se le priva de su sitial de honor. Un puñado de personas escupe sobre sus propios ancestros pretendiendo así arrebatarle el homenaje que amerita.
Ello obliga a reiterar que nuestro país tal cual es nace durante la Conquista. La ola vandálica pasó ahora a la zona sur y los mapuches en contubernio con «huincas» anarcocomunistas derriban la estatua de Pedro de Valdivia.
Francisco de Aguirre es actor de aquella época fundacional. Su estatua la inaugura -en el contexto del Plan Serena- el Presidente Gabriel González.
La arrasan hoy quienes ignoran sus orígenes y seguramente creen que Chile nace el l8 de septiembre. Estiman genocidas a quienes son los genuinos padres de la Patria. Porque quiérase o no Hispanoamérica brota en aquel siglo XVI y no en torno a 1810. Es obra de la amalgama de los riundos y de los peninsulares.
Está al borde de convertirse en Gobernador. Interviene como «pizarrista» en las guerras intraibéricas en Perú. Envidias lo envuelven en dos querellas siendo privado de libertad por breve lapso. Extiende el influjo de la Nueva Extremadura más allá de la cordillera fundado Santiago del Estero y Tucumán.
El plan de entonces es acercar el Cono Sur a la Metrópoli evitando el Estrecho de Magallanes que estaba amenazado por la piratería británica. Su gesta no es sólo está en reconstruir la hoy capital de la IV Región, sino también Copiapó.
Es encomendero serenense y añade a su obra cinco hijos españoles y cincuenta mestizos. Ese es dato duro, puro y maduro que testimonia que somos «hijos de la mezcla», según anota Rubén Blades. La fusión es el sello de lo que somos.
No comprenderlo es renegar de nuestras raíces y abrigar nostalgia por un ayer aborigen. Con otras palabras, es hispanofobia que descasta y extravía nuestra identidad. Por este motivo se desaprueba el vandalismo que afecta su estatua estropea su público sitial, pero no su gloria.
Lo mismo se puede manifestar respecto a Pedro de Valdivia quien es gobernador, capitán general y justicia mayor del Reino, A este padre de la patria debemos la fundación de ciudades como Santiago.
No sólo eso también -en prosa- la primera manifestación de literatura chilena. Quien lo dude, pues que revise las cartas remitidas a Carlos V y verificará en esos textos el palpitar del amor a este terruño que los mismos castellanos bautizan como «Chile».
Su monumento, en el suelo -igual que el de Francisco de Aguirre, son pura barbarie.
(*) Centro de Estudios Chilenos- CEDECH.- www.premionacionaldeeducacion.blogspot.com Email: [email protected]