Antropóloga estadounidense presentará su descubrimiento el jueves 08 en el Museo Amano
Víctor Alvarado
Una proeza histórica ha editado la antropóloga y quechuólogo, Gail Silverman, de nacionalidad estadounidense, luego de un trabajo de campo de 50 años, al haber decodificado, por primera vez, un conjunto de tocapus que aparecen en las túnicas incas, tejidos, vasos ceremoniales y murales de la época del Tahuantinsuyo, y establecido que se trata de la escritura pictográfica de los incas.
La decodificación de los tocapus incas, unos cuadrángulos con signos geométricos o figurativos, ha sido explicada por Silverman en su libro “Quillca, la escritura de los Incas” (Juan Gutemberg Editores Impresores EIRL, 2023), que será presentado el próximo jueves 8 a horas 7 p.m. en el Museo Amano (calle Retiro 160, Miraflores).
Los investigadores de todas las épocas tuvieron la percepción de considerar a los tocapus, y no estuvieron equivocados, como el “vocabulario y phrasis de la lengua general de los indios del Perú llamada quichua (1586)”, según lo resalta la historiadora argentina, Margarita Gentile.
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17 Tocapus decodificados
La antropóloga Silverman ha llegado a decodificar 17 tocapus, y confirmar por primera vez que las figuras geométricas de los tocapus son la escritura de la lengua quechua, en el marco de una tarea de envergadura colosal que deberá ser continuada por las nuevas promociones de estudiosos.
Los más de 10 millones de quechua hablantes, que existen a la fecha en siete países (Argentina, Bolivia, Brasil, Colombia, Chile, Ecuador y Perú), perdieron la memoria de la escritura del quechua, por efecto de las prohibiciones que impusieron los conquistadores españoles. Según datos del censo de 2017 del INEI, sólo en el Perú hay casi 3,8 millones de quechua hablantes.
Respecto a las prohibiciones impuestas por los “bárbaros Atilas”, como los evoca César Vallejo en su poema “Los Heraldos Negros”, recuérdese la llamada “extirpación de idolatrías” o el incendio del “Quipucancha”, una versión de universidad incaica donde se guardaban y formaba a los intérpretes de los quipus, utilizados por la administración del Tahuantinsuyo, para almacenar información de toda clase.
Precursores
Silverman ha coronado exitosamente una larga tarea iniciada por investigadores que intuyeron, sin concretar sus percepciones, de que los signos geométricos de los tocapus estaban referidos a un sistema de escritura incaica.
Entre ellos, Victoria de la Jara (1967), que llegó a identificar la existencia de 294 tocapus incaicos; Burns Glynn (1981) sugirió que los tocapus en realidad son fonemas gráficos de un sistema de escritura alfabética; Tom Zuidema (1982) creía que eran símbolos heráldicos.
Patrimonio sustraído
Las túnicas o tejidos más conocidas por contener tocapus expresivos, fueron sustraídos del Perú por traficantes de bienes y se exhiben ilícitamente en los museos de Dumbarton Oaks de Washington; Museo de América de Madrid; Field Museum of Natural History de Chicago; y Museo Nacional de Etnografía y Folklores de La Paz, Bolivia.
Pero ¡Ojo! como lo señala Silverman, las imágenes de los tocapus se repiten en una abundante textilería aun en uso de las provincias quechuas peruanas y de los países que formaron parte del Tahuantinsuyo y que ella ha encuestado.
Quechua y chino mandarín
Para llegar a decodificar los 17 tocapus incas, Silverman ha revelado que tuvo que desarrollar un largo proceso de 28 años de integración con el mundo quechua; estudiar y aprender quechua en 5 años, e igualmente aprender el idioma chino mandarín, por ser también una escritura pictográfica semejante a la incaica.
Y lo más importante, aprender textilería inca con las propias tejedoras quechuas, para adentrarse en las figuras geométricas contenidos en los tejidos milenarios.
En su proceso de integración con el mundo quechua convivió 14 años con habitantes de 11 pueblos nativos, e hizo de la comunidad Qero su centro de operaciones, lo que le permitió descubrir y convencerse de que era posible ingresar a la escritura inca a través de su idioma, el quechua.
Quechua y tocapus
Pronto, con la ayuda de maestros y sabios quechua- hablantes del pueblo Qéro, descubrió que varias características de la lengua quechua, como los sustantivos singulares y plurales, verbos y sufijos, adjetivos de color, tamaño, número y pronombres, se encuentran en los tocapus o motivos o figuras geométricas (rombo, triángulo, damero, gradas, rectángulo).
Asi por ejemplo, Silverman, pudo establecer que la palabra “orqo” en quechua significa una punta o un cerro o una montaña y si se le añade el sufijo pluralizador “kuna” tendríamos orkokuna igual a montañas. Y en el tocapu montaña en plural se escribe con la imagen de 3 puntas o 3 triángulos enlazados.
También ha hallado que la palabra Tawantinsuyo se escribe con un tocapu de 4 rombos que expresa las 4 regiones juntas, en la que están presentes las expresiones quechuas de Tawa (cuatro), el sufijo ntin (juntos) y la palabra suyu (región).