Considerada como una infección silenciosa
La glaucoma es una enfermedad visual que puede dañar el nervio óptico del ojo y,asimismo, es considerado una infección silenciosa porque provoca la pérdida de la vista y en la mayoría no desarrolla síntomas.
Generalmente, el glaucoma se produce cuando se acumula fluido en la parte delantera del ojo, ese exceso de fluido aumenta la presión en el ojo y daña el nervio óptico.
En el mundo hay 80 millones de personas tienen glaucoma y se estima que para 2040 serán más de 110 millones quienes la padezcan. En la Argentina, el 2% de la población general padece glaucoma, según el Hospital de Clínicas de la Ciudad de Buenos Aires. En los mayores de 80 años el porcentaje asciende al 10%.
Cualquier persona puede tener glaucoma, incluso existe el glaucoma congénito, que aparece en bebés y que ocurre en 1 de cada 30.000 nacidos. “El gran problema de esta enfermedad es que la mitad de los afectados no conoce su diagnóstico porque no tuvo síntomas o porque nunca fue al médico oftalmólogo. De manera que cuando llega a notar pérdida de visión es porque ya perdió mucha capacidad visual”, explicó Javier Casiraghi, médico oftalmólogo del Hospital de Clínicas.
Aunque el Glaucoma es una enfermedad asintomática, “en algunos casos puede presentar ojo rojo, dolor intenso, disminución de agudeza visual, halos de colores alrededor de los faros de luz o bombillos, lagrimeo, náuseas y vómitos, debido a un bloqueo pupilar y trabecular a lo que comúnmente se le denomina Crisis de Glaucoma”, explicó la doctora Penélope Gómez, oftalmóloga y jefe del servicio en el Grupo Médico Santa Paula (GMSP), en Caracas, Venezuela.
Hay muchos tipos de glaucoma: primarios y secundarios, congénitos y del adulto, de ángulo abierto, estrecho o cerrado, etc. En el examen que realiza el médico oftalmólogo se detecta el glaucoma, el tipo de glaucoma y su estadío evolutivo, es decir si es incipiente, leve, moderado, severo, terminal o absoluto.
El glaucoma casi no da señales y esa es la principal causa de su avance silencioso. “Apenas puede dar alguna mínima cefalea. Esto genera que, al no saber que padece la enfermedad, el paciente va perdiendo gradualmente la visión de manera irrecuperable, por tal motivo el diagnóstico y tratamiento deben ser realizados tempranamente”, agrega Casiraghi.
Fuente: Infobae