Francisco Diez Canseco
Desde las asambleas de Atenas en el siglo V antes de Cristo hasta nuestros días, mucho camino ha recorrido esa democracia griega directa, selectiva y sin intermediarios transformándose en el hoy universal sistema indirecto que se regula por elecciones periódicas para designar a los representantes del pueblo.
En la práctica, aún los regímenes autoritarios, dictatoriales o totalitarios se sienten obligados a legitimar el poder que ejercen mediante consultas populares,plebiscitos o referéndum que normalmente ganan de forma abrumadora desinformando a la ciudadanía y distorsionando y manipulando el voto.
O, dentro de lo que he señalado como una nueva técnica de golpe de Estado, los aspirantes a dictador llegan al gobierno mediante el voto popular para legitimarse -aunque haya fraude de por medio- y luego empiezan a controlar instituciones , eliminando la necesaria separación de poderes, para asumir todo el Poder
Como señala apropiadamente Javier Marías,”muchas sociedades actuales creen que,para que un gobierno sea democrático,basta con que haya sido elegido….Para merecer el nombre,ha de serlo a diario,no sòlo el día de su victoria en las urnas”.
El régimen de Martín Vizcarra camina asolapadamente hacia el autoritarismo, sin haber triunfado en las urnas, pero jugando a las galerías populistas a través de figuras como el referéndum ,vendido como herramienta fundamental en la lucha contra la corrupciòn cuando en la práctica no ha pasado de ser un ejercicio de contradicciones ,salvo el candado publicitario que le han puesto a los plutòcratas de “plata como cancha”.
Vizcarra está realizando un gobierno de grupo,no de elite.Está claro que su sistema de nombrar comisiones está digitado en funciòn a la izquierda caviar -basta ver la composiciòn de la Comisiòn para la Reforma Política- y su técnica de manejo político es la cuestiòn de confianza que,es verdad,le ha permitido defenderse del caos fujimorista en el Congreso.
Pero eso finalmente no lo legítima y puede rápidamente convertirse en un boomerang en un país que requiere un gobierno de ancha base.