Historia secreta de como Belmont levantó un canal con plata de pueblo

Belmont Recaudó 2 millones de dólares y nunca los devolvió

Belmont Recaudó 2 millones de dólares y nunca los devolvió

Ricardo Belmont Casinelli quiere volver al sillón municipal de Lima y poco recuerdan que hace 32 años pidió dinero al pueblo, con el cuento de ser socio de un canal del pueblo, y hasta la fecha no devuelve un sol a quienes le entregaron su patrimonio.

El hombre que aspiraba a ser el sucesor de Luis Castañeda Lossio viene de una familia relacionada a los medios. Su padre era un empresario que en 1955 compró una radio y en los 60 era dueño de una pequeña televisora llamada Bego TV, que transmitía a través de canal 11 hasta que la dictadura de Velasco la confiscó.

Antes del retorno a la democracia, Ricardo Belmont aprovecharía su posición en RBC, una pequeña estación radial de su propiedad donde tenía programas sintonizados como «Habla el Pueblo», para mantenerse en la palestra.

Al final del gobierno militar, Ricardo Belmont recuperó las instalaciones de su canal, pero estas se encontraban vacías y sin equipos. «No había techos, no había luces, no había nada», entonces decide emprender una cruzada para recuperar la operatividad de su canal: en 1984 lanzó una campaña por la cual ofrecía acciones a un dólar.

La publicidad oficial del canal relanzado por todo lo alto en 1986 decía que quienes compraron acciones formaban parte del «club 110», en referencia a los 110 mil accionistas que consiguió. Sin embargo años después, en una entrevista con Jaime Bayly reveló que fueron unas 70 mil personas quienes compraron acciones por un valor de 3 millones de dólares.

«¡Pon el hombro, hermano, y te daré tu canal de televisión!». Esta fue la frase que empleó Belmont Cassinelli hace 26 años para dirigirse a 110 mil peruanos, a quienes «les levantó la moral» para comprar acciones de una televisora.

Belmont

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RBC, «El Canal del Pueblo»

Todos ellos invirtieron hasta lo último de sus ahorros soñando que un medio de comunicación podría convertirse en el negocio de sus vidas. Y lo habría sido si es que el «Hermanón” no los hubiera embarcado en una aventura que ellos consideran hoy una estafa. Así nació RBC, «El Canal del Pueblo», con un gigantesco escándalo, que alcanzó tan altos decibeles como los que logró el caso que protagonizó Carlos Manrique con miles de «claeístas».

Aquellos que se sienten estafados y que hoy bordean los 55 y 60 años, han seguido su lucha por más de tres décadas con la esperanza de que, algún día, aquellas acciones que compraron sean devueltas para el beneficio de sus familias.

Sin embargo, a quien no le alcanzó tiempo para seguir luchando y esperando que se haga justicia fue a doña Laura Rosa Cruz Huertas, quien por años presidió la Agrupación de Accionistas y Socios de Red Bicolor de Comunicaciones-RBC, y que lamentablemente falleció en el 2014 víctima de una penosa enfermedad.

La Agrupación de Accionistas de RBC reúne a casi 56 mil accionistas, pues el resto, al igual que Laura Rosa, fallecieron o se cansaron de luchar por su derecho y decidieron olvidar la causa.

El grupo de accionistas perjudicados lleva a cabo un proceso judicial para lograr una indemnización por daños y perjuicios derivada del delito de enriquecimiento sin causa.

Todo comenzó en 1986. Belmont hizo una convocatoria pública invitando a los ciudadanos de buena fe a unirse a él para lograr reunir $3 millones y comprar un canal de televisión que sería «El Canal del Pueblo», pero que con los años se convirtió en «El Canal de Belmont».

Fue así que logró reunir $2 millones provenientes del dinero de los 110 mil accionistas, quienes, entusiasmados, aportaron un dólar por cada acción que compraron en el Banco de Crédito. A cambio, recibieron comprobantes que indicaban el número de acciones que habían adquirido.

El «Hermanón»

Por su parte, el «Hermanón» y su familia invirtieron $30 mil, pero ello no era suficiente para lograr los $3 millones y obtener el ansiado canal. Fue entonces que empezó la primera «criollada» de Belmont. Decidió poner en valorización los bienes «no dinerarios» de él y su familia. Fue así que máquinas viejas, sillas, muebles y escritorios vetustos fueron valorizados en 610 mil dólares. Con ese capital, Belmont y su familia lograron obtener el 25% de las acciones, convirtiéndose en socios mayoritarios.

El golpe de gracia para los accionistas minoritarios habría llegado justo en la época del desplome económico durante el primer gobierno aprista.

Este suceso habría sido muy bien utilizado por Belmont, quien argumentó que debido a la crisis inflacionaria de aquella época las acciones habían perdido su valor y de 1 dólar habían pasado a costar 0.000001 nuevos soles.

Es decir, que los $2 millones que los accionistas minoritarios habían invertido, pasaban a valer la irrisoria suma de S/.2.

De nada les valieron los certificados de accionariado que se les entregó al momento de aportar los ahorros de su vida al «Canal del Pueblo». Su dinero, aparentemente, se habría perdido.

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