Ministro de Salud niega colapso en centros de salud.
El ministro de Salud, César Vásquez, reconoció que el aumento de homicidios elevó la atención hospitalaria que requieren tratamiento urgente. Sin embargo, el funcionario descartó la posibilidad de que este aumento de casos conduzca a un colapso en los nosocomios del país.
Vásquez explicó que, aunque los homicidios elevan la presión sobre el sistema de salud, no todos los crímenes terminan en muerte, lo que implica que una parte de los pacientes requiere atención médica para tratar sus lesiones. El titular del Ministerio de Salud subrayó que no hay evidencia de que esta situación haya sobrepasado la capacidad de los centros médicos para hacerle frente. La infraestructura hospitalaria sigue funcionando con normalidad, aseguró, y no se está experimentando un colapso generalizado.
El ministro también reafirmó su confianza en la información proporcionada por el Sistema Informático Nacional de Defunciones (SINADEF), el cual, según él, ofrece datos verídicos sobre la cantidad de muertes violentas en el país. En este sentido, Vásquez defendió la fiabilidad del sistema y destacó que las estadísticas disponibles son reales y verificables, a pesar de las críticas de algunos funcionarios.
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Cabe recordar que, el pasado 7 de enero, el ministro del Interior, Juan José Santiváñez, había cuestionado las cifras del SINADEF. Santiváñez señaló que el sistema podría presentar fallos en su funcionamiento y sugirió que algunos de los informes de defunciones pudieran ser manipulados con fines delictivos. En ese contexto, el ministro del Interior mencionó que hasta 10 casos podrían estar siendo manipulados, lo que generó controversia sobre la precisión de las estadísticas oficiales.
El aumento de la violencia y sus consecuencias en la atención médica en el país sigue siendo un tema delicado. Aunque el Ministerio de Salud insiste en que el sistema hospitalario no está en riesgo de colapsar, las autoridades se encuentran bajo presión para garantizar que los recursos y la infraestructura sean suficientes para manejar tanto la creciente demanda como la emergencia sanitaria generada por las víctimas de la violencia.