El vertido de agua contaminada de Fukushima despierta temores y cuestionamientos sobre la seguridad nuclear
El gobierno japonés desde agosto inició el proceso de verter 1,34 millones de toneladas de agua radiactiva al océano durante tres décadas. Esta decisión tiene el respaldo del Organismo Internacional de la Energía Atómica (OIEA), una entidad dependiente de la ONU.
La medida ha generado oposición tanto en China como en la opinión pública japonesa, debido a las insuficientes evaluaciones y explicaciones proporcionadas por el gobierno de Japón.
Este vertido de agua radiactiva procede de la planta nuclear de Fukushima Daiichi. Donde en 2011 se produjo un grave incidente, similar en gravedad al desastre de Chernóbil en 1986, debido a un terremoto y tsunami.
A raíz de este incidente, se ocultó información sobre la contaminación radiactiva, y la Autoridad de Seguridad Nuclear en Francia (ASN) tuvo que alertar al mundo sobre la falta de transparencia por parte de las autoridades japonesas.
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Población preocupada por contaminación nuclear
La población japonesa se muestra preocupada, ya que el 88% de la misma siente inquietud por este vertido de aguas radioactivas, y el 81,9% considera insuficientes las explicaciones proporcionadas por su gobierno.
La industria nuclear, al igual que la industria petrolera, ha sido criticada por su opacidad y falta de transparencia en asuntos relacionados con la seguridad y la gestión de residuos.
El vertido de agua tratada pero radioactiva al océano durante un período de treinta años ha planteado interrogantes sobre la coherencia de la ONU en su compromiso con el medio ambiente.
Especialmente después de que el G-7 se comprometiera a eliminar la contaminación de plástico en 2040. La energía nuclear sigue siendo un tema polémico, y los debates sobre su seguridad y viabilidad económica continúan en la agenda global.
La opinión pública mundial exige una mayor atención a la protección radiológica y a la transparencia en la industria nuclear.