Comunicar no es fácil y menos aún en tiempos de crisis y eso ha sido un problema que han enfrentado todos los gobiernos y las instituciones públicas y privadas.
Ya el famoso político Pericles lo dijo «El que sabe pensar, pero no sabe expresar lo que piensa, está al mismo nivel del que no sabe pensar». Los políticos y autoridades tienen problemas de comunicación desde las últimas décadas y por eso han enfrentado verdaderas crisis.
Los gabinetes de comunicación tienen que sintonizar con la opinión pública, por ningún motivo se deben recomendar mensajes que difieran del sentir de la población.
Cuando se calla también se comunica, con gestos y actitudes también se comunica y eso es lo que le pasó al excandidato presidencial Alfredo Barrenechea, quien perdió la elección antes de las urnas, al rechazar un trozo de chicharrón que la dueña de un humilde restaurante en Cañete le ofreció en una actividad proselitista.
En aquella ocasión se hizo viral un video difundido por el canal Cañete Informa, donde se vio como Alfredo Barnechea saluda a varias personas con amabilidad. Sin embargo, al llegar a un restaurante, no acepta un trozo de chicharrón que una señora afectuosamente le invita. Se ve como con la mano aleja el tenedor con la carne. Esto cayó mal en la opinión pública.
Las redes sociales tienen un papel protagónico en la comunicación. Así, por ejemplo, a través de la plataforma de Twitter los políticos generan contenidos periodísticos y evitan su exposición a los medios de comunicación.
Hoy en día hay un montón de estrategas que disertan y exponen sobre el manejo comunicacional en tiempos de crisis, pero la realidad es que nada ha cambiado, al menos sus recetas no han tenido los efectos esperados: los políticos y autoridades tienen los mismos problemas de comunicación.
Si bien hay una serie de manuales de comunicación en tiempos de crisis, sin embargo, hay una regla universal: el problema se tiene que enfrentar, jamás rehuir y los mensajes deben ser claros y sencillos para la audiencia.
Una buena estrategia de comunicación amortigua la crisis, y sobre todo la previene, un buen estratega olfatea lo que viene a kilómetros y eso se aprende en el campo de batalla.