En la década de los 90 recaudó 2 millones de dólares y nunca los devolvió
Se repite la historia. Ricardo Belmont Cassinelli, personaje cercano a Pedro Castillo y Vladimir Cerrón y propietario de RBC, ha solicitado a sus seguidores que colaboren con donaciones económicas para apoyar su proyecto y sacar adelante la señal radiofónica y televisiva de la compañía. A través de sus redes sociales, el ‘’hermanón’’ lanzó su convocatoria económica.
“Y empezó la reconstrucción del local del Morro con el trabajo arduo y silencioso de los espartanos. ¡Día y noche la limpieza con rastrillos y lampas, al terminar la jornada el Morro heroico, ya de noche, empezaba a levantarse de las cenizas! Si quieres apoyar a Ricardo Belmont, y ser parte de una causa justa, puedes hacerlo’’, se lee en la publicación de Facebook.
El mensaje también se encuentra acompañado de distintos números de cuenta pertenecientes a entidades bancarias para que el público realice el envío del dinero.
Varios usuarios en las redes sociales aprovecharon la situación para yapearle minúsculos montos de 10 céntimos acompañado de fuertes mensajes contra él.
HISTORIA CONOCIDA
Como se señala, no es la primera vez que el exalcalde de Lima recurre al público solicitándole financiamiento económico.
A fines de los 80 e inicios de los 90, pidió dinero a los televidentes, con el cuento de ser socio de un canal del pueblo, y nunca devolvió un sol a quienes le entregaron su patrimonio.
Su padre era un empresario que en 1955 compró una radio y en los 60 era dueño de una pequeña televisora llamada Bego TV, que transmitía a través de canal 11 hasta que la dictadura de Velasco la confiscó.
Antes del retorno a la democracia, Belmont aprovecharía su posición en RBC, una pequeña estación radial de su propiedad donde tenía programas sintonizados como «Habla el Pueblo», para mantenerse en la palestra.
RECUPERA CANAL
Al final del gobierno militar, Ricardo Belmont recuperó las instalaciones de su canal, pero estas se encontraban vacías y sin equipos. «No había techos, no había luces, no había nada», entonces decide emprender una cruzada para recuperar la operatividad de su canal: en 1984 lanzó una campaña por la cual ofrecía acciones a un dólar.
La publicidad oficial del canal relanzado por todo lo alto en 1986 decía que quienes compraron acciones formaban parte del «club 110», en referencia a los 110 mil accionistas que consiguió. Sin embargo años después, en una entrevista con Jaime Bayly reveló que fueron unas 70 mil personas quienes compraron acciones por un valor de 3 millones de dólares.
«¡Pon el hombro, hermano, y te daré tu canal de televisión!». Esta fue la frase que empleó Belmont Cassinelli hace 26 años para dirigirse a 110 mil peruanos, a quienes «les levantó la moral» para comprar acciones de una televisora.
AFECTADOS
Todos ellos invirtieron soñando que un medio de comunicación podría convertirse en el negocio de sus vidas, pero fueron embarcados en una aventura que ellos consideran hoy una estafa.
Aquellos que se sintieron engañados y que hoy bordean los 60 o 70 años, han seguido su lucha por más de tres décadas con la esperanza de que, algún día, aquellas acciones que compraron sean devueltas para el beneficio de sus familias.
Sin embargo, a quien no le alcanzó tiempo para seguir luchando y esperando que se haga justicia fue a doña Laura Rosa Cruz Huertas, quien por años presidió la Agrupación de Accionistas y Socios de Red Bicolor de Comunicaciones-RBC, y que lamentablemente falleció en el 2014 víctima de una penosa enfermedad.
La Agrupación de Accionistas de RBC reúne a casi 56 mil accionistas, pues el resto, al igual que Laura Rosa, fallecieron o se cansaron de luchar por su derecho y decidieron olvidar la causa.
CONVOCATORIA
Belmont hizo una convocatoria pública invitando a los ciudadanos de buena fe a unirse a él para lograr reunir $3 millones y comprar un canal de televisión que sería «El Canal del Pueblo», pero que con los años se convirtió en «El Canal de Belmont».
Fue así que logró reunir $2 millones provenientes del dinero de los 110 mil accionistas, quienes, entusiasmados, aportaron un dólar por cada acción que compraron en el Banco de Crédito. A cambio, recibieron comprobantes que indicaban el número de acciones que habían adquirido.
Por su parte, el «Hermanón» y su familia invirtieron $30 mil, pero ello no era suficiente para lograr los $3 millones y obtener el ansiado canal.
Belmont decidió poner en valorización los bienes «no dinerarios» de él y su familia, siendo valorizados en 610 mil dólares. Con ese capital, lograron obtener el 25% de las acciones, convirtiéndose en socios mayoritarios.
FINAL
El golpe para los accionistas minoritarios llegó justo en la época del desplome económico del primer gobierno aprista.
Este suceso habría sido muy bien utilizado por Belmont, quien argumentó que debido a la crisis inflacionaria de aquella época las acciones habían perdido su valor y de 1 dólar habían pasado a costar 0.000001 nuevos soles.
Es decir, que los US$2 millones que los accionistas minoritarios habían invertido, pasaban a valer la irrisoria suma de S/.2.
De nada les valieron los certificados de accionariado que se les entregó al momento de aportar al «Canal del Pueblo». Su dinero, aparentemente, se habría perdido.