La lección que todo gobernante debe aprender

por | Jun 25, 2022 | Sin categoría

JORGE B. HUGO ÁLVAREZ

“¡Mortal no escupid al cielo, pues el enojo del suave viento lo puede haced caer en vuestro rostro!”. Así fue y lo será, pues la acertada expresión del viejo filósofo Ugandés (Tongo) se hizo patente en el rostro del Presidente de la República de Ecuador. Los escupitajos lanzados por Guillermo Lasso hacia el cielo contra sus predecesores le cayeron de manera humillante en su propia fas. Pues, sufre los embates de la ira popular y eso, no es buena señal para cualquier gobernante.

Entendamos, que resulta irresponsable distorsionar un contexto interno de grave crisis alimentaria e incrementos de precios de bienes por factores externos. Lo cual hace dudar de las políticas del mercado internacional y sus dependencias.

Pobre Ecuador, vivir diez (10) días con la ira popular, no es algo que debe alegrar a nadie.  Pues, la protesta tiene fundamento y se explica por la carestía económica nacional. Entonces, el Gobierno de Guillermo Lasso, tan conservador e impopular él, no puede hacer gala de insensibilidad humana y culpar a otros por razones ideológicas, de sus propios desaciertos.

El engreído de las multinacionales, de los grandes empresarios y los extremistas de derecha, parecer vivir un mundo ajeno a la proterva realidad de ese orden mundial injusto. ¡Ah!, entonces mortal, no juegues con las medias verdades y la sinrazón de la razón.

En Perú, tantos impresentables de derecha e izquierda no resultan ajenos al pensamiento e insensibilidad del mandatario ecuatoriano. Entonces, debemos repensar en la necesidad de fortalecer nuestros mercados internos y, muy en particular, nuestra seguridad alimentaria. La dependencia es un desastre, la interdependencia entre países, nos hace algo cojo, pero podemos correr. Pero, la independencia alimentaria es mejor.

Ese orden mundial, nos sirva de lección para aquellos opositores rabiosos que predican medias verdades, siendo ellos responsables directos de la tragedia que vivimos todos los Latinoamericanos. En Perú, se pregonó que estábamos en el camino del “primer mundo”; sin embargo, la pandemia del COVID-19 los desnudó por completo.

Seguíamos siendo una economía altamente informal, con un mercado interno raquítico, grandes bolsones de pobreza y pequeñas islas de riqueza, con una clase media precaria y no producíamos ni siquiera lo más mínimo para combatir la Pandemia.

Entonces, los precios de los medicamentos, la atención en clínicas privadas se elevó a precios astronómicos, aprovechándose de la tragedia humana y el Estado, atados de manos e impotente, porque tenía que respetar las reglas de una economía de mercado.

Claro, en ellas, los precios se rigen por oferta y la demanda y no importando la salud o la vida de los peruanos. Para ellos, importa la especulación, la ganancia y el lucro. Esa fue la realidad que vivimos y, ya no podemos volver a vivir.

Es tiempo de industrializar el país, vía diversificación productiva si no queremos perecer como sociedad moderna, culta, próspera y humana. Recordemos: Los países ricos exportan productos con valor agregado y los países pobres, productos primarios sin valor agregado.

(*) Abogado penalista y analista político.


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