Por: Phillip Butters / El Perú, muchos ámbitos de nuestro acontecer social, político y económico, son el reino de la hipocresía. En centenares de ocasiones hemos escuchado a los principales actores políticos decir la muletilla “!DEBEMOS LUCHAR POR EL FORTALECIMIENTO DE LOS PARTIDOS POLÍTICOS!”.
Absoluta mentira.
Acá a nadie le importa fortalecer ninguna democracia ni a los partidos. Primero hay que definir qué es un partido político. En teoría, es un grupo de personas que se juntaron alrededor de una ideología y de un programa para ejercer políticas públicas, dar leyes y gobernar. El poder se ejerce por la vía democrática en base a elecciones congresales, presidenciales, municipales y regionales.
El sentido común dice que para fortalecer a un partido, tienen que haber menos de los que tenemos, porque no puede existir partidos fuertes en un país donde en esta lucha electoral tenemos a 24 agrupaciones para las elecciones congresales en Lima.
Según la nueva ley electoral, con más de 14 mil firmas puedes tener un nuevo partido. Es decir, para las elecciones presidenciales del 2021, con esta norma del Jurado Nacional de Elecciones (que quienes no pasan la valla del 5% no desaparecen) vamos a tener unas elecciones presidenciales el 2021 con 30 candidatos.
Esto es un absurdo, porque en teoría, los principales partidos políticos son los que tienen más tiempo en el ámbito electoral. Hablamos de Acción Popular, Apra, Partido Nacionalista, Solidaridad Nacional, y los demás conocidos a nivel nacional.
Tenemos al Partido Popular Cristiano (PPC) que en teoría debería tener presencia metropolitana, pero son un grupo de amigos que, al margen de los comités que puedan tener, de verdad uno se pone a pensar si verdaderamente son un partido, porque habría que compararlo con los resultados electorales de esos señores que se han juntado haciendo la finta que hicieron comités, y han ganado donde nunca ha ganado el PPC.
En el partido “Morado” que es una farsa, son personas que se han juntado alrededor de Julio Guzmán, que es financiado por sabe Dios quién, que lo empujan de una manera fabulosa, porque el moradito nunca ha tenido una convocatoria masiva para ninguna marcha. Podríamos seguir consumiendo líneas de esta su columna en La Razón, y todos nos damos cuenta de que la democracia es boba, de que hay partidos que son puro fachada, que hay transfuguismo, que no se puede hablar de militantes porque la mayoría, en especial las cabezas de lista, son invitados.
Entonces, de qué estamos hablando con la barbaridad que ha hecho el JNE. Más bien debería haber aprovechado esta oportunidad para liquidar una cantidad de organizaciones electorales, porque no son partidos, e ir a un proceso donde tengamos, a lo sumo, nueve partidos para las elecciones presidenciales congresales, y quitarnos de encima a una cantidad de movimientos regionales, distritales.
Por sentido común, tienen que haber, por decir, tres partidos de derecha, tres de izquierda y otros tres de centro. Exageradamente deberían haber 10 partidos a nivel nacional, pero tenemos más de 30 candidatos para las próximas elecciones presidenciales, por eso insisto en que el voto sea facultativo, que vote el que quiera. Quiten la multa.
Estamos hablando de una farsa de elecciones, por no hablar de un probable fraude del voto electrónico y que con las cifras válidamente emitidas tendremos un Congreso amorfo y una democracia ya no boba, sino estúpida.
