Por: Martín Belaunde Moreyra
Lo que Occidente conoce como Corea fue durante siglos un país unificado que vivió políticamente a la sombra del imperio chino, pero independiente en su manejo interno. Ha tenido diversos nombres entre ellos el “reino del ermitaño”, quizás porque cultivaba el aislamiento para protegerse de sus vecinos. A raíz de la primera guerra chino-japonesa de fines del siglo XIX pasó a la órbita japonesa y fue anexada en 1910 al territorio de su imperio. En 1945, luego de la derrota japonesa, Corea recuperó su independencia, pero su territorio fue ocupado al norte por la Unión Soviética hasta el paralelo 38 y por los Estados Unidos al sur del mismo.
Esa división continúa hasta hoy. En el norte existe la República Popular Democrática de Corea bajo el signo comunista, pero también bajo la dinastía Kim, que ha trasmitido el poder absoluto del fundador Kim Il-sung a su hijo Kim Jong-il y después de su muerte a su nieto Kim Jong-un. En el sur se ha consolidado la República de Corea que, en 1950, gracias al respaldo del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas y la ayuda militar del ejército de los Estados Unidos, rechazó la invasión del norte en una sangrienta guerra que duró tres años. Esa guerra terminó en un armisticio aún vigente, que dividió territorialmente a los dos Estados mediante la llamada Zona Desmilitarizada (DMZ por su sigla en inglés).
El destino de Corea del Sur ha sido totalmente distinto. Durante la Guerra Fría sufrió una dictadura militar que gradualmente evolucionó hacia una democracia, pero además alcanzó un sorprendente desarrollo económico que la colocó entre los 15 países más prósperos del mundo. Ahora Corea del Sur a diferencia del norte, es una potencia económica, pero su seguridad externa aún depende del escudo militar de los Estados Unidos. El norte desde hace más de dos décadas sacrificó el desarrollo de su pueblo, para alcanzar una aparente superioridad estratégica que no solo amenaza a sus vecinos del sur, sino al Japón y los Estados Unidos. Corea del Norte depende económicamente de la China y goza del apoyo de Rusia, pero el Consejo de Seguridad con el voto de los dos, le ha impuesto sanciones para que no perturbe la paz en la región. Su efectiva aplicación depende en gran medida de China. El gobierno de Trump desea que el problema sea resuelto por una presión del gobierno chino al gobierno de Kim Jong-un. Sin embargo, la presión china puede tener limitaciones que no satisfagan sus expectativas.
Kim Jong-un luego de jugar a la guerra con la amenaza de apretar botones nucleares, se ha dirigido a sus compatriotas del sur en un tono pacífico aprovechando las olimpiadas invernales. Ello ha resultado en un acuerdo de desfilar y participar juntos en ciertas pruebas. No es un acercamiento novedoso porque ha ocurrido antes sin consecuencias políticas. ¿Por qué el gobierno coreano del sur ha respondido positivamente? En mi opinión para alejar un desenlace nuclear, porque si la tensión toma ese cariz, el pueblo coreano donde esté, sería la primera víctima de un ataque del norte y de una respuesta de los Estados Unidos. Y el mundo podría ver la Tercera Guerra Mundial.