Las horas contadas
Por: BEATRIZ MEJÍA MORI
La soberbia es el principio de la caída, y cuando los que están en el poder se llenan de ésta es casi seguro que caerán.
No existe manera de mantener un gobierno para el que la voluntad del pueblo no cuenta sino para manipularla y hacerla instrumento de apoyo de toda clase de malignidades en contra del pueblo mismo; es decir la perfidia, la maldad y la soberbia juntas en una forma perversa de gobernar que se impone en modos dictatoriales y está llamada a desaparecer junto con las que la ejercen.
El adelanto de elecciones de Vizcarra es una forma, en su imaginación, de salir de modo airoso del gobierno huyendo de su espantosa realidad: fracaso económico; incompetencia funcional: destrucción de la moral de la nación; recesión; la imposibilidad de seguir conteniendo que salgan a la luz sus 43 delitos en la Gobernación de Moquegua y los otros como Ministro de Transportes y Presidente; el territorio devastado por la minería legal e ilegal irresponsables;los conflictos y protestas sociales por la destrucción del medio ambiente;el sistema educativo corruptor de millones de niños peruanos, libros escolares sin historia ni geografía del Perú, sin Principios ni valores, pero lleno de ideología de género y depravaciones sexuales; los hospitales inoperativos y la gente y hasta bebés muriendo; la prensa monopolizada por un extranjero que está colonizando el Perú bajo un Gobierno Mundial, y la imposibilidad de Vizcarra de decirle a sus operadores nacionales e internacionales que no seguirá con esa agenda colonizadora que está destruyendo el Perú.
Huir de esta tragedia se ha convertido para Vizcarra en un asunto de sobrevivencia, pues Tirios y Troyanos amenazan su vida, porque ya sabe que el andamiaje de poder de esta organización de corrupción internacional le ha bajado el dedo y pide su cabeza, y de otro lado, sus amigos del Club de la Construcción y de la prensa ya decidieron no seguir guardándole las espaldas, con lo cual se queda sin sus dos aparatos de poder que lo sostenían en la Presidencia de la República.
Difícil situación para un presidente que jugó a monigote de los poderosos que ahora lo dejan solo, su soberbia le ha sido mala consejera para haber llegado a este punto de deslegitimación, en que sólo le queda la calle mal informada por la prensa que todavía paga con nuestros recursos.
Más allá de la decisión del Congreso respecto al adelanto de elecciones, que por principio constitucional debería rechazar, toda vez que no existe la causal constitucional para ello, lo que debería hacer Vizcarra es renunciar, porque es el único que está poniendo a la nación en este conflicto inconstitucional y colocando al Perú en una parálisis económica con efectos devastadores para la población por el desempleo y la pauperización.
Saber que los aparatos de poder de la corrupción internacional y sus operadores que lo han sostenido tienen las horas contadas, le hará mucho más fácil tomar la debida decisión de renunciar.
