Aníbal Quiroga
La principales razones por las cuales el Congreso finalmente otorgó confianza al Gabinete Bellido con poco más de 70 votos pueden ser resumidas por el célebre tradicionalista Ricardo Palma en su cuento sobre Las razones o motivos del oidor.
El Congreso no ha querido hacer uso de la prerrogativa que tiene para negar la confianza a un gabinete paupérrimo conformado por ministros sin calificación ni nivel para ostentar la responsabilidad de ser ministro de estado.
Fundamentalmente porque no quiere ponerse a tiro de piedra con la posible disolución de Congreso que, de acuerdo a Constitución, el presidente puede hacer cuando le niegan confianza o censuran a dos gabinetes en un mismo período presidencial.
Esta cuestión de confianza puede ser – como lo ha dicho el TC- la excepcional, que es la que se pide cuando un primer ministro inicia su mandato, o la ordinaria que es cuando en cualquier momento el primer ministro, por las razones que le competen, puede plantear una cuestión de confianza.
El Congreso en su gran mayoría ha optado por avalar a lo que es el peor gabinete de la historia de la República peruana, en cuanto a su composición, porque no quieren darle la posibilidad al presidente de disolver el Congreso prontamente y con ello llamar a elecciones que puedan completar mandato de los actuales congresistas.
Finalmente, en su gran mayoría, los congresistas hacen un gran esfuerzo de inversión para llegar al Congreso y no desean ver recortados sus mandatos por las prerrogativas, prebendas y beneficios que el cargo que ostentan, les trae.
Así las cosas, vamos a ver en los próximos días una gran fragilidad política. No sólo desde punto de vista de Ejecutivo, en el que Bellido va a tener que gobernar con un gabinete muy diverso y disparejo, en donde algunos ministros pueden dar la talla, como el ministro de Economía, Educación y Justicia.
Pero que en otros casos, clamorosamente, adolece de una grave deficiencia. Como el caso de ministro de Trabajo, identificado con el Movadef, o el de ministro de Defensa que después de ser suboficial de Policía fue destituido por medida disciplinaria.
En otros casos también hasta llegar a pintoresco ministro de las Culturas, como se autodefine.
En próximos días vamos a ver que esta fragilidad del Ejecutivo se va a hacer más evidente y que relación entre Castillo y Cerrón va a cobrar mucha más importancia, porque tiene una fuerza dinámica cuyos alcances no conocemos.
También el Congreso querrá recomponer lo que ha hecho ayer llamando a interpelaciones y eventuales censuras de manera individual a fin de no incurrir en posibilidad de la disolución.
En consecuencia, la historia política en el próximo inmediato está aún por escribirse.
