Los impactos ambientales más importantes de la minería se manifiestan en la erosión del paisaje y en el efecto sobre la calidad del suelo, agua o aire y por lo tanto corresponde que las empresas responsables aborden y recuperen las áreas y ambientes perturbados.
La minería es una de las actividades más importantes en el Perú, como generadora de empleo, fuente de inversión pública y privada, y por rendir alrededor del 50% de las divisas. Sin embargo, la minería ilegal o la minería descontrolada, sin los respectivos estudios socio-ambientales, deja muchos problemas en la naturaleza y en las comunidades, además de pérdidas económicas. Por ello es importante fomentar una minería responsable, legal y comunicadora.
La minería responsable tiene beneficios directos sobre el crecimiento económico del Perú y la mejora de la calidad de vida de la población. Y es justo este detalle el que debe ser difundido: el impacto positivo de esta actividad económica, para romper mitos en la mente de los peruanos y los empresarios. Actualmente, antes de hablar de minería, tenemos que afirmar (y comprobar mediante estudios socio-ambientales) que ésta no afecta el agua, la agricultura y el desarrollo, y que más bien aporta ganancias en sectores como educación, salud o defensa.
Para ello se necesita, obviamente, informar. No existe peor antecedente ya sea para un proyecto minero o una mina en operación, que no se sepa absolutamente nada acerca de qué se viene haciendo en la mina, cómo se trabaja para mitigar posibles efectos medio ambientales, de qué manera la minería responsable cumple un rol de desarrollo para una comunidad. Muchas veces, por descuido o simplemente porque muchas empresas mineras no consideran a la comunicación parte fundamental de sus operaciones, esos espacios o “simas de comunicación”, son ocupadas por grupos anti mineros que tienen una marcada agenda política.
Amautas para informar
Precisamente, pese a los esfuerzos de las áreas de comunicación de muchas mineras responsables, mucha información ha sido distorsionada y hasta maliciosamente manipulada por estos grupos anti mineros, muchos de éstos subvencionados por países que no desean que el Perú sea una potencia internacional en este rubro. Frente a ello surgen los Amautas Mineros, una asociación civil sin fines de lucro, compuesta por estudiantes universitarios de ingeniería, ciencias sociales y naturales de más de 37 universidades de todo el país.
Desde su creación, hace siete años, los Amautas han realizado una labor planificada de comunicación efectiva entre alumnos del cuarto y quinto año de secundaria, con charlas pedagógicas y motivadoras en favor de la minería responsable. Para que ello sea una realidad, explica el ingeniero Germán Arce Sipán, esto chicos son capacitados para que tengan las herramientas y conocimientos necesarios como para que salgan al campo y puedan transmitir estos conocimientos a los escolares. “Este voluntariado nació en la Universidad de San Marcos y fue una alianza interuniversitaria que fue cosechando cada día más adeptos. Hoy son 37 universidades y más de 700 voluntarios los que se mueven por 17 regiones del país”, acota Arce Sipán, quien los asesora en todos estos avatares.
¿Cómo funciona?
El ingreso de los jóvenes es voluntario y el único requisito que se pone es tener el don de la comunicación y la constancia necesaria para mantenerse como Amauta. Luego, en forma inopinada, visitan distintos colegios ubicados en todo el Perú, no necesariamente los cercanos a una minera. “Sólo el año pasado se han impartido charlas a más de 36 mil escolares en todo el Perú y la cifra sigue creciendo”, precisa el ingeniero Arce.
En los colegios se les explica a los escolares, de manera lúdica, de qué manera la minería no sólo es necesaria para nuestra vida diaria, sino cómo una minería responsable puede generar trabajo, tributos para la comunidad y el país, desarrollo tecnológico y otros beneficios directos e indirectos. “La primera berrera con la que se encuentran los voluntarios es el prejuicio existente sobre la actividad minera. La creencia generalizada entre los escolares es que contamina. Las charlas les abren los ojos a una realidad que ellos desconocían y que luego la valoran”, señala Arce.
Obviamente, los Amautas deben tener una orientación profesional en este trabajo desinteresado. Par ello existe un Comité Consultivo que se encarga de orientar a los universitarios, revisar agendas, planificar y contemplar sus problemas. “Este comité es totalmente ad honorem y responde a un voluntariado sin fines de lucro”, señala el ingeniero Arce, miembro, precisamente, de este comité. Claro está que la asociación debe tener una logística mínima para funcionar (transporte, alimentación, material para las charlas), elementos que son donados por empresas para este voluntariado siga operando.
La meta final es seguir creciendo. Este año se espera cubrir a unos 50 mil alumnos más. Sin duda, una tarea difícil pero claramente comprometida con el desarrollo del Perú.
