Al frente de la revista ´huerequeque’, condujo una campaña victoriosa que salvó a un pueblo del colapso agrícola
Por: Víctor Alvarado
El periodismo y la música popular están de luto, partió a la eternidad el periodista lambayecano, José Vicente Nisizaka Mejía (1933- 2024), a los 91 años, autor de la proeza inigualada de haber liderado en la década del 60, con el ejercicio de un periodismo valiente y la canción musical del género marinera, un victorioso movimiento regional que hizo realidad la construcción del Reservorio de Tinajones, que salvó a la agricultura lambayecana, de la escasez de agua que sufría desde tiempos inmemoriales.
Nisizaka, más conocido por su segundo nombre de Vicente, era uno de esos seres prodigiosos que reunía varios talentos juntos, era periodista, poeta, compositor musical, empresario y estratega político, esta última una cualidad clave que le hizo, sin ser militante de un partido político, visionar los pasos necesarios para hacer realidad las principales demandas sociales, políticas y económicas lambayecanas.
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Antes de convertir a Chiclayo en el eje de su actividad periodística, había radicado desde los 17 años, en Lima, adonde emigró para trabajar y estudiar, luego del fallecimiento de su padre, el ciudadano japonés Eiran Nishizaka, cuando él tenía cuatro años de edad. En la capital se formó como periodista en la Universidad Católica, carrera que lo financió con su desempeño en oficios diversos, como ayudante de contador, cajero, obrero de imprenta, entre otros.
Alianza de gladiadores
A Vicente, nacido en Motupe, distrito de Lambayeque, en el hogar fundado por el migrante japonés, Eiran Nishizaka y la también migrante de Chota (Cajamarca).María Vicente Mejía Díaz, le correspondió conformar en Chiclayo un notable grupo de creadores sensibles y comprometidos con las demandas de justicia y reformas sociales para superar el atraso social, político y económico de la región, en particular los referidos a la agricultura, cultura y educación.
Más a menos a los 28 años decidió hacer realidad una ilusión que acarició en las aulas universitarias de la UC, hacer periodismo en Chiclayo, y crear una revista, no por un simple afecto regional, sino por la necesidad de remover conciencias, proyectar soluciones a los problemas regionales y rescatar los valores culturales y artísticos, de los cuáles Lambayeque es inmensamente rico.
Entre los integrantes del grupo reunidos por Vicente destacaban en primera fila sus amigos Alfonso “Fuco” Tello Marchena (en la intimidad su compadre), el pintor Óscar Allaín Cotera, los notables compositores y músicos Luis Abelardo Núñez y Nicolás Seclén, director de Los Mochicas, el historiador Alejandro Araujo, los educadores Estuardo Deza Saldaña y Jorge Lazo Arrasco. Del grupo, solo sobrevive Allaín.
Junto a ellos se alineó un contingente de activistas, entre periodistas, ingenieros, arquitectos, dirigentes estudiantiles y otros, que sería largo enumerar.
Sus amores
En el intertanto contrajo nupcias con la chiclayana, Eva Aurora Figueroa Gaviño, que residía esos años en la calle Eugenio Moya, cerca del Parque Villarreal, con quien procreó 4 hijos, de los cuáles tres radican en el extranjero: Lucero, en Austria; Carlos y Jorge en Australia; y Eva del Carmen, excepcionalmente en Lima.
Pero, de los cuatro, solo Lucero Nisizaka de Barth, de exitosa vida profesional en Austria, supo erigirse, a pesar de la distancia de su residencia, en brazo derecho y asistente espiritual de su padre a lo largo de toda su vida, y de manera particular en su vejez, cuyos últimos años los transcurrió afectado de una serie de dolencias y sus últimas horas en su hogar limeño de Balconcillo, rodeado de sus seres queridos.
El 28 de julio de 1959 hizo realidad la aparición de la revista Huerequeque, nombre que evoca al pájaro canillón, típico de la región, con Vicente como director y Alfonso Tello Marchena, en la subdirección.
Periodismo en acción
Huerequeque, por espacio de 4 años hasta 1963, desarrolló una batalla permanente para demandar a los gobiernos, la realización del Proyecto de Irrigación Tinajones, que incluía la construcción de la represa en Chongoyape (Chiclayo) y como segunda bandera, la creación de la Universidad Nacional de Lambayeque, metas que al paso de los años serían conquistadas plenamente, y de las que Huerequeque fue su principal promotor.
La revista tuvo que enfrentar la oposición principalmente de los hacendados y sufrir represalias económicas, pues se le negaba todo tipo de avisaje comercial, lo que la obligaba a subsistir solo de su venta. Vicente, lo recordó en una entrevista:
“Los terratenientes se oponían a esta obra porque consideraban que iba en contra de sus intereses. El gobierno de Manuel Prado tenía aguantado el proyecto por las presiones de la oligarquía agraria, a pesar de que el gobierno de Alemania ya había aprobado el préstamo para la obra”.
Marinera “Tinajones”
Pronto, Vicente, que era hincha de las marineras creadas por Nicolás Seclen y Panchito Jiménez, ambos chiclayanos y entonces directores de Los Mochicas y Fiesta Criolla, descubrió la urgencia de la participación de la música popular en la campaña de Huerequeque a favor de Tinajones, que llegaría a los pueblos campesinos a través de los radio transitores, cuyo uso estaba masificado en la región.
En 1960, escribió la marinera “Tinajones” con música de sus compadres músicos Agustín Monsalve y Nicolás Seclén, ya fallecidos, que fue grabada en disco de 45 RPM por el legendario grupo «Los Mochicas», que dirigía Seclén.
La marinera “Tinajones” se convirtió en un éxito total, pues su letra se tarareaba en todos los hogares de la región y en los mítines públicos, convirtiéndose en movilizador de las manifestaciones por la realización de Tinajones.
Recuérdese la letra de ‘Tinajones’: Qué mala está mi cosecha/ por falta de un poco de agua/ Si tuviéramos una represa/ no hubiera pasado nada/ Es la represa encantada/ que siempre ha sido mentada/ por todos los huerequeques que soñaron tener agua/…(Escucharla en: https://www.youtube.com/watch?v=CO2GX0YTxSE
Marinera “Huerequeque”
Un año antes de escribir y popularizar la marinera “Tinajones”, Vicente compuso la marinera “Huerequeque”, con música de su inseparable amigo, Agustín Monsalve. La composición nunca pasa de moda, todas las emisoras radiales la evocan, desde siempre, día a día. Repasemos su letra:
“Huerequeque/ pájaro limpiador/Huerequeque/ pájaro limpiador/ Tu simbolizas mi tierra/ pajarito canillón/ Huerequeque/ Cholo trasnochador/ cuando tomas tu chicha/ te vuelve muy hablador/ Si quiere gozar compadre/ del tono del Huerequeque/ consíguete una cholita/ de esas de Reque/ de esas de Reque/ …
Triunfa la campaña
Le negativa del presidente Prado a hacer uso del apoyo de Alemania para hacer Tinajones, sumados a otros graves errores políticos, dio lugar al golpe de estado del 18 de julio de 1963 contra su gobierno, por parte de los generales Ricardo Pérez Godoy y Nicolás Lindley, en momentos que el préstamo alemán estaba por perderse e iba a ser transferido a Bolivia.
Para recuperar el préstamo, la junta militar envío una misión económica, que no solo recuperó los fondos, sino además firmó el contrato de ejecución de la represa. Como lo recordó Vicente en vida, “la misión partió al ritmo de la marinera Tinajones y llevando los discos de la grabación Huerequeque”.
Cuarteles de invierno
El periodista Nisizaka decidió ese año 1963 que debía retornar a Lima para ponerse al frente de otros proyectos para recuperar su economía personal y dejó la revista en manos de sus colaboradores, los que principalmente por falta de recursos no pudieron continuarla.
De vuelta a Lima, Vicente tuvo una dilatada trayectoria profesional, fue presidente del Club de Periodistas del Perú – CPP, fundador de PRENSATUR, agregado de Prensa de la Organización Mundial de Turismo para las Américas (OMT), director de prensa del Poder Judicial, director de las Revistas Perú Cooperador; Turismo Mundial y Ejecutivo Mundial, entre otros, hasta que por el peso de los años, optó pasar al retiro.
Pero, en realidad, nunca estuvo totalmente retirado, permaneció siempre atento a los problemas de Lambayeque, del país y del mundo.
