ÁNTERO FLORES-ARÁOZ
El 08 de marzo concurrió al Congreso, el Presidente del Consejo de Ministros Aníbal Torres con el Gabinete, a fin de cumplir con la Constitución, para “… exponer y debatir la política general del gobierno y las principales medidas que requiere su gestión… “
Entre un cúmulo de imprecisiones con algunas excepciones, señaló tres asuntos de importancia que generaron la atención ciudadana.
El primero es el reconocimiento que para superar los males económicos que afectan a la Nación, ello debe ser dentro de “… la economía social de mercado, que quiere decir: propiedad individual, libre empresa, libre iniciativa privada, pero con participación activa del Estado, para terminar con los monopolios, oligopolios y las posiciones dominantes …”
El segundo es la afirmación de que “… la concertación política es el valor cívico más importante …. porque …. no anula nuestras comprensibles diferencias, pero SI nos convoca a anteponer el diálogo para construir consensos … por nuestro pueblo”.
El tercero es “… el destrabe de proyectos de infraestructura y la promoción de la inversión privada para el crecimiento económico”
Seguramente muchos se frotaron las manos, algunos hasta brincaron y otros seguramente pensaron que se trataba de raciocinio de los dioses y lo maravilloso que era que se reconozca la solvencia y calidad del capítulo económico constitucional y la necesidad de generar confianza para que haya inversión privada, que como bien se sabe es la que ofrece puestos de trabajo sin afectar al erario nacional, y paga impuestos.
A menos de 48 horas de lo antes descrito, todo se tiró por la borda y las expectativas que había generado las supuestas buenas intenciones del Primer Ministro, fueron tachadas con lapicito y sin borrador por su jefe, el Presidente de la República, que en su visita a Chile, a participar en la asunción al cargo de su homólogo del Sur, se fue a la tumba de Salvador Allende a ponerle flores, en acto divulgado con amplitud por los medios de prensa.
Algunos, desubicados y confundidos, probablemente hayan pensado lo cristiano que es nuestro Presidente al haber orado ante la tumba de un ex presidente chileno. Craso error, no se trata de cualquier ex presidente del país mapuche, se trata nada menos que de un presidente marxista y, como las imágenes valen más que mil palabras como señala viejo aforismo, lo que ha quedado es la visión del mandatario peruano rindiendo mudo pero significativo homenaje a un marxista, a un comunista que dejó a Chile sumido en la pobreza y desesperanza, que lo tiró al despeñadero y, que costó varias décadas recuperar su prestigio y bonanza.
Como consecuencia de todo lo dicho, las palabras del Premier se fueron al tacho, sus buenas intenciones quedaron para el anecdotario y nuevamente las sombras lamentablemente se imponen sobre la luz. Una pena, pues necesitamos coherencia entre el primer mandatario y su gabinete, así como entre los dichos y los hechos.
En estas idas y venidas, el 15 de marzo el Presidente ante el Parlamento, extendió rama de olivo para llegar a acuerdos en pro del desarrollo del país y solucionar la problemática social, para lo cual convocará al Acuerdo Nacional. Ojalá no sea una estratagema, sino un real propósito.
