Por: Tulio Arévalo van Oordt
Sucedió lo que esperábamos. Finalmente el nuevo Congreso estará más fragmentado que el anterior, ninguna bancada tiene una mayoría avasalladora y aunque no quieran tendrán que conversar para ponerse de acuerdo (aunque eso parezca imposible de lograr).
La izquierda, que esperaba imponerse en estas elecciones, apenas figura con el Frente Ampilo, mientras la derecha popular ha pagado caro su soberbia.
Frente a este panorama los ganadores son el Ejecutivo, que tendrá como contra peso a un Poder Legislativo disperso, con bancadas que difícilmente hablaran el mismo idioma para cumplir con sus tareas de legislar, fiscalizar, interpelar y representar. De esa manera tendría carta libre para seguir haciendo lo que mejor le parezca , sin que nadie le enmiende la plana ni lo investigue ni le corrija las iniciativas de ley que presente, así hayan sido escritas por un lego en derecho constitucional.
Pero el Ejecutivo no es el único ganador. Acción Popular, ha celebrado una victoria de mentira.
En el partido de la lampa, que fundará Fernando Belaunde, cada uno baila con su pañuelo. El alcalde Muñoz no puede pelearse con el gobierno, porque se corre el riesgo de no tener el presupuesto que requiere, que el gobierno le ponga trabas con la asignación del dinero. En la misma situación están los Gobernadores Regionales de Cajamarca, Mesías Guevara, y del Cusco, Jean Paul Benavente. Alfredo Barnechea y Raúl Diez Canseco tienen aspiraciones presidenciales, Mónica Saavedra, quien encabezó la lista partidaria y virtual parlamentaria ha dicho que harán una labor de oposición obstruccionista en el Congreso. Ninguno coincide en nada. Todos caminan con la espalda contra la pared, en el vieja sede central del partido, de Paseo Colón, para evitar los puñales.
Quienes también han ganado son los dos extremos de la pita. El Frepap ya dijo que no hará alianzas. Los israelitas, con Wilmer Cayllahua a la cabeza han tenido la elección más exitosa de su historia partidaria y pregonan el decálogo de Moisés como eje central de sus propuestas, además de no transar con el matrimonio igualitario y pedir mejor educación y acceso al agua, medidas consideradas urgentes por la mayoría de peruanos. Como urgente es también que arreglen sus cuitas internas. Ese pescadito está oliendo feo.
En el otro extremo de la foto está Antauro Humala y sus radicales seguidores, que han tomado como vientre de alquiler a Unión por el Perú. La izquierda radical de Antauro y la teocracia derechista del pescadito tienen un punto de coincidencia, no al matrimonio gay y la reforma de la Constitución. Sin embargo, en el segundo punto los partidarios del desaparecido Ezequiel Ataucusi manifiestan que los cambios no se pueden hacer en corto tiempo y piensan dejarlos para el siguiente período legislativo.
¿Aguantaremos un año a este Congreso, cuyos miembros parecen no querer ponerse de acuerdo o la inacción del Ejecutivo infectara también al Legislativo, profundizando aún más la recesión de nuestra economía?
(*) Periodista y consultor político.