ONU (Nueva York) – En un informe dirigido a la Asamblea General de las Naciones Unidas, que abarca el período comprendido entre 2011 y 2020, el secretario general de las Naciones Unidas, Antonio Gutérres, destacó el examen de la Cuestión del Sáhara por el Consejo de Seguridad como diferendo regional, en virtud del Capítulo VI de la Carta de las Naciones Unidas, sobre el arreglo pacífico de los diferendos.
«Durante el período considerado, el Consejo de Seguridad siguió examinando los informes del secretario general y adoptó resoluciones sobre la situación relativa al Sáhara», subrayó Gutérres, agregando que «los enviados y representantes especiales del Secretario General siguieron consultando a las partes sobre los medios de remediar la situación».
Al referirse exclusivamente a la solución política, a la resolución 2494 y al proceso de mesas redondas, el secretario general de las Naciones Unidas ignoró totalmente, como lo ha hecho durante dos décadas, el plan de arreglo y el referéndum, asestando una vez más, el golpe de gracia a los desesperados e inútiles intentos de Argelia y de su marioneta, el grupo armado separatista Polisario, de resucitar estos planes obsoletos y enterrados por el Consejo de Seguridad desde el año 2001.
El Consejo de Seguridad y la Comunidad Internacional eligieron el camino de la legalidad internacional al optar irreversiblemente por una solución política, realista, pragmática, duradera y de compromiso, plasmada en la Iniciativa de Autonomía, cuya seriedad y credibilidad se ha reafirmado en las 16 resoluciones aprobadas por el Consejo de Seguridad desde el año 2007.
Asimismo, el secretario general de las Naciones Unidas subrayó, en este informe, que el objetivo final del proceso político, tal como lo establece el Consejo de Seguridad, es alcanzar una solución política a este diferendo regional, precisando que este proceso debe basarse en «los esfuerzos realizados desde 2006 y en los nuevos hechos que han tenido lugar desde entonces», y por lo tanto en la Iniciativa de Autonomía, que es y sigue siendo el único esfuerzo y nuevo hecho que ha tenido lugar después de 2006.
Se confirma una vez más que Argelia es parte principal en el diferendo regional sobre el Sáhara marroquí
En su informe, Antonio Guterres recordó la organización en Suiza -los días 5 y 6 de diciembre de 2018 y 21 y 22 de marzo de 2019- por el ex enviado personal Horst Köhler, de dos mesas redondas entre Marruecos, Argelia, Mauritania y el «Polisario«, «que constituyeron las primeras reuniones de cara a cara en el marco del proceso político, desde 2012», consagrando, una vez más, el papel de Argelia como parte principal en el diferendo regional sobre el Sáhara marroquí, según lo establecido por el Consejo de Seguridad, particularmente en sus resoluciones 2440 (2018), 2468 (2019) y 2494 (2019).
En efecto, en las tres últimas resoluciones, el Consejo de Seguridad exhortó a Argelia, que creó y mantiene este diferendo regional por razones geopolíticas heredadas de la guerra fría, a trabajar de manera constructiva con el enviado personal del secretario general, con un espíritu de compromiso, a lo largo de la duración del proceso político para que éste tuviera éxito.
Por otra parte, el secretario general de las Naciones Unidas resaltó, en este informe, la adopción de la resolución 2494 el 30 de octubre de 2019, por la que el Consejo de Seguridad «decidió prorrogar hasta el 31 de octubre de 2020 el mandato de la MINURSO y se felicitó del nuevo impulso generado por las dos mesas redondas». Cabe destacar que la Resolución 2494 es la única que se menciona en el informe del secretario general, aunque abarca un período de 10 años, lo que la consagra como referencia y base del proceso político, llevado a cabo bajo los auspicios exclusivos del secretario general de las Naciones Unidas.
Cabe recordar que la Resolución 2494 reafirmó la preeminencia de la Iniciativa de Autonomía, en el marco de la soberanía y la integridad territorial de Marruecos, y consagró los parámetros de la solución de esta controversia regional, que sólo puede ser política, realista, pragmática, duradera y de compromiso. También estableció el proceso de mesas redondas, con la participación plena y completa de Argelia, como única vía para llevar a buen término el proceso político exclusivo de las Naciones Unidas.
Esta resolución exigía también, como las que la precedieron desde 2011, el registro de las poblaciones secuestradas en los campamentos de Tinduf, que Argelia rechaza, en violación de sus obligaciones internacionales.
La falta de este registro favorece, en particular, la desviación de las ayudas humanitarias destinadas a los campamentos de Tinduf por parte de los dirigentes del «Polisario» y los responsables locales para su enriquecimiento personal, como se confirma en los informes de inspección del ACNUR, del PAM y de la Oficina Europea de Lucha contra el Fraude (OLAF), así como por el Parlamento Europeo.
La ausencia de este registro contribuye además a perpetuar las violaciones graves y sistemáticas de los derechos humanos y del derecho internacional humanitario de las poblaciones de estos campamentos, lo que implica directamente la responsabilidad del país anfitrión, Argelia, como confirmó recientemente el Comité de Derechos Humanos y el Grupo de Trabajo sobre la Detención Arbitraria del Consejo de Derechos Humanos.