Cusqueños anuncian asamblea popular para demandar su salida del gabinete ministerial.
El Comité del Frente de Defensa del Distrito de Machupicchu, provincia de Urubamba, aprobó solicitar la renuncia irrevocable del ministro de Cultura, Rogers Valencia, por considerar una agresión al patrimonio cultural de Cusco la emisión de las dos resoluciones que anularon la multa de más de 4 millones de soles a la constructora R&G, encargada de la edificación del hotel Sheraton en la calle Saphy.
Además, convocaron a una asamblea popular para este domingo, a fin de que todo el pueblo de Machupicchu declare persona no grata a Valencia y acordar el inicio de una huelga indefinida hasta lograr la renuncia del funcionario.
Mario Uscamayta Huamán, presidente del Frente de Defensa de ese distrito, sostuvo que Valencia no puede continuar en el cargo porque «no garantiza una adecuada defensa del patrimonio».
Dijo que este domingo definirán la fecha para el inicio de la huelga que, de todas formas, afectará la actividad turística. Además de la dimisión de Valencia, pedirán a las autoridades sanciones a las empresas Perú Rail y Consettur, por incumplir los compromisos que asumieron para mejorar el servicio de transporte urbano en ese distrito, que recibe más de un millón de turistas cada año.
El ministro de Cultura, Rogers Valencia, arguyó ante la Comisión de Cultura del Congreso de la República que la anulación de la multa a la inmobiliaria R&G SAC, que destruyó una casa de estilo republicano y tres muros incas para la construcción del hotel Sheraton en el Cusco, fue una estrategia para evitar la prescripción de la resolución de suspensión de obras por la Municipalidad del Cusco y para que la Dirección Desconcentrada de Cultura del Cusco pueda iniciarle un nuevo proceso. Esa fue la salida del ministro ante las críticas de los congresistas de la citada comisión a quienes, además, les prometió responder por escrito.
Durante la sesión, el ministro propiamente no dijo mucho. Ante ello, el congresista Wilbert Rozas (Frente Amplio) recalcó el sentir de los cusqueños por la destrucción de los bienes patrimoniales.