El partido de Polonia contra Rusia está programado para el próximo 24 de marzo. Esta decisión fue anunciada por Cezary Kulesza, mandatario de la Federación Polaca, este sábado en Twitter.
Polonia asiste dichos días a la llegada de millares y una cantidad enorme de refugiados. Bastante más de 30.000 ucranios cruzaron el jueves este territorio por 8 puntos de vista fronterizos, conforme el régimen de Varsovia. La negativa de la selección polaca pone contra las cuerdas a la Federación Internacional de Fútbol Asociación que no posee herramientas sólidas para la expulsión de Rusia de sus competiciones.
“Basta de dialogar, es hora de actuar. Gracias a la escalada de acometida de la Federación Rusa hacia Ucrania, la selección polaca no posee intención de jugar el partido de repesca contra Rusia. Esta es la exclusiva buena medida. Estamos en conversaciones con las federaciones de Suecia y República Checa para exponer una postura común a la FIFA”, redactó Kulesza.
El ganador del encuentro entre Polonia y Rusia, por cierto, deberá medirse, después (29 de marzo) al vencedor del cruce entre Suecia y República Checa. El mensaje de Kulesza fue apoyado por la plantilla y por su capitán, Robert Lewandowski que, en otro tuit, se ha expresado de esta forma: “¡Es la elección correcta! No me puedo imaginar jugar un partido con la selección rusa en una situación en la que continúa la acometida armada en Ucrania. Los futbolistas y aficionados rusos no son causantes de esto, empero no tenemos la posibilidad de fingir que no está pasando nada”.
La negativa de Polonia a jugar pone en un brete a la Federación Internacional de Fútbol Asociación, que ya estudia con premura cómo solucionar un problema para el que jurídicamente no posee herramientas sólidas para la expulsión de Rusia de sus competiciones al ser las federaciones empresas privadas. En 1982, Argentina e Inglaterra participaron en el Mundial española en pleno problema por las Islas Malvinas. Con la reglamentación en la mano, Polonia perdería el encuentro con Rusia (0-3) si continuara la iniciativa de disputarlo en campo neutral y no compareciera.
En 1973, tras el golpe de estado de Pinochet, la por entonces Alianza de Repúblicas Soviéticas (URSS) se negó a viajar a Chile para disputar el encuentro de vuelta de la repesca para el Mundial de Alemania 74 tras haberse disputado la ida (0-0) en Moscú. Frente a la incomparecencia soviética, la Federación Internacional de Fútbol Asociación concluyó la categorización de Chile, sin embargo, obligó a la controversia de un encuentro espectro en el cual los de Chile se vieron forzados a sacar de centro del campo y marcar un gol a puerta vacía.
La idea de Polonia ha ubicado a la Federación Internacional de Fútbol Asociación frente a la misma situación embarazosa que supuso para la UEFA vetar a San Petersburgo como sede de la siguiente final de la Champions, trasladada al final a París.