Amarga y lamentablemente, es un tema que debiendo ser el prioritario en la agenda de los candidatos a Presidentes, se convierte en material intocable. O apenas, ligeras pinceladas. O sea, que quienquiera que salga elegido, la pandemia de la corrupción seguirá vivita y coleando.
Se necesita re-estructurar hasta lo más íntimo, casi que hacerle re-ingeniería a nuestros países latinoamericanos. Si bien es cierto, que en los cargos públicos, hay gente honesta y honrada, estos son una minoría. La mayoría, es la basura humana que carcome los recursos del país, porque de ser lo contrario, la hipotética mayoría honesta, jamás permitiría que florecieran los virus de esa pandemia.
De manera que cuando decimos que durante 200 años, nuestros gobernantes, (toda la casta dirigente del país: Los Poderes Ejecutivo, Legislativo y Judicial) fueron unos rufianes, obviamente, -como hemos dicho en el párrafo anterior-, había una frágil y endeble franja de personajes, que no cayeron en esa pésima y perversa cualidad, pero lamentablemente, poco o nada fueron capaces de hacer.
Así las cosas, siendo que nuestros países latinoamericanos, tenemos niveles de corrupción similares, como que Perú y Colombia se dan la mano en este aspecto, ya que tanto en Perú como en Colombia, de cada dólar invertido, se invierten sólo 35 céntimos y se «pierden» o se «evaporan» 65 céntimos, traemos un ejemplo reciente de Colombia, que puede estar sucediendo en Perú, -por la similitud-, aunque los materiales o el tema de la corrupción sea diferente.
Caso éste, donde prácticamente le «restregan», al menos a los habitantes de Bogotá, en su propia cara, la anatomía de la corrupción y aún así, la ciudadanía no reacciona. «Fresca como una lechuga».
En Agosto 20 del 2017, siendo alcalde de Bogotá, Enrique Peñalosa, «contrata» para la modernización del recaudo, (Pago del Impuesto Predial) a 2 empresas que ya no existen. Contrataron a la «Unión Temporal Core Tributario SDH». Un nombre *rimbombante*, para descrestar incautos. El contrato, buscaba una «solución tecnológica» para la gestión tributaria de la Dirección de Impuestos de la alcaldía de Bogotá. Una de esas empresas, fue liquidada en el 2019. El Contrato tenía un valor de $40.435 millones de pesos colombianos.
¿La alcaldía de Bogotá, con semejante edificio de casi 10 pisos, y con una gran cantidad de empleados en su Departamento de Sistemas, necesitaba acaso, semejante contrato, cuando podía preparar y actualizar a los funcionarios del Departamento, a través de una capacitación y de una mínima parte de esos 40 mil millones de pesos? A la fecha de todo ese acontecer, ya había tenido 7 modificaciones. Una modificación extiende el plazo de ejecución a 8 meses más.
Año y medio después, hay una nueva modificación: Adicionan $13.409 millones de pesos más. Y aún más tiempo: 8 meses más. Y hasta aquí, ya el contrato va sumando $53.844 millones de pesos.
En Mayo del 2021, piden una prórroga por un año más. Y 20 días después de esa modificación, se «estipula» que hay que capacitar a 1000 empleados del distrito durante 300 sesiones. Para lo cual, se deben agregar $3.285 millones ddepesos. Y llevamos ya, $57.129 millones.
Unos meses más tarde, vino una nueva adición por $5.206 millones de pesos.(Van $62.335 millones). Y antes de terminar el año, hubo otra adición por $755 millones para un total de $63.090.
Y hasta hace casi un mes, a Abril 21 del 2022, aún los «Fantasmas de los Sistemas», la empresa contratada, no ha podido cumplir con el Contrato.
Una corrupción, a la vista de la ciudadanía de Bogotá, donde le «restregan» a esa ciudadanía, abiertamente, que están robando al distrito, a través de una «Licitación Sastre», donde el Contratista tiene una coraza tal, ($$$), que ha sido imposible llevarlo a los Estratos Judiciales por incumplimiento.
¿Qué significa eso? Hay más que «abonarle» al Sr. Peñalosa, que aspira algún día a ser Presidente de Colombia. Pero hay algo más: ¿Cómo votar por FICO o FEDERICO GUTIÉRREZ, cuando el Dr. Peñalosa lo apoya y ese apoyo, ese respaldo, no es gratis.
(*) Miembro A.I.E.L.C.
