En esta emergencia sanitaria, originada por la pandemia del COVID 19, seguimos viendo a diario, sea en forma presencial o a través de los medios de prensa, las largas filas de pacientes y familiares, ante las puertas de hospitales, clínicas, postas sanitarias y diversos otros establecimientos de salud, en búsqueda de ser internados para el tratamiento de la infección viral a la que nos referimos.
La respuesta por lo general es: no hay sitio, si es que se dan el trabajo de responderte algo, pues usualmente te dejan horas, sino días en infructuosa espera, que llega hasta la desesperación de los necesitados de atención y la de sus seres queridos que se angustian con toda razón al no ser escuchados en sus requerimientos.
Algo similar sucede con los establecimientos que producen o comercializan oxígeno medicinal, que es indispensable en el tratamiento de los contagiados con el corona virus al que aludimos. Oídos sordos y comprensible, pues no pueden entregar lo que ya se agotó.
El asunto reviste mayor gravedad, puesto que, ante la desesperación de los afectados, sus familiares recorren infinidad de establecimientos de salud y suministradores del oxígeno medicinal, sin lograr ni la atención del enfermo ni tampoco contar con el llenado de los balones de oxígeno para el cuidado en domicilio.
Por lo demás, la situación descrita se origina en que no se tomaron las medidas preventivas necesarias, como son tener camas hospitalarias suficientes y camas para cuidados intensivos (UCI), respiradores mecánicos para cubrir el déficit y superar el suministro de oxígeno medicinal, que es a cuenta gotas, para mejor explicarlo. Se podría entender las deficiencias durante la primera ola de la pandemia, pero ya no en la segunda, cuyo inicio estaba más que cantado.
¿Hay alguna forma de aliviar los esfuerzos de pacientes y familiares, en la búsqueda de internamiento hospitalario y en suministro del oxígeno medicinal? La respuesta es afirmativa, si es que hubieren registros centralizados de existencia de camas hospitalarias y de cuidados intensivos y de existencia del oxígeno medicinal, al que pudieren tener acceso cualquier persona, registros que en situación de emergencia sanitaria deberían ser actualizados día a día.
Si se cuentan con los registros centralizados y al día, a los que nos referimos, se evitaría el calvario de ir de centro de salud en centro de salud, hasta encontrar la cama y oxígeno requerido, y ello si hay suerte. Si bien hay un registro interno en el Ministerio de Salud, acordado por el llamado comando COVID, ello no basta, hay que crear el registro digital centralizado y de actualización cotidiana, tanto de las camas que se requieren como del oxígeno, al que cualquiera pueda ingresar por INTERNET.
El autor de esta nota es consciente que en nuestro país hay exceso de registros y de regulaciones, por lo que hay que eliminar los innecesarios, pero mantener, simplificar o crear los que son indispensables, como los que venimos proponiendo.
(*) La Dirección no se hace responsable por los artículos firmados.