Con frecuencia, la prensa da cuenta que funcionarios del Estado de alto nivel en la jerarquía pública, reciben en sus despachos a parientes y amigos, o hay entre tales funcionarios y sus allegados, mensajes y comunicaciones telefónicas, lo cual nada tendría de raro ni extraordinario, salvo cuando luego de dichas entrevistas o conversaciones, surgen nombramientos, contrataciones de personal, asesorías y hasta otorgamiento de obras públicas.
Evidentemente los hechos en mención sugieren actos desdorosos, por decir lo menos, cuando no corrupción monda y lironda, lo que de no ser veraz hace muchísimo daño al funcionario cuestionado, atentando contra su prestigio, buen nombre y reputación.
En caso de ser veraz, esto es la sospecha convertida en realidad, indiscutiblemente ayuda en las investigaciones que correspondan y, de haber responsabilidad, procesar y sancionar a quien haya incurrido en corrupción, incluyendo las preferencias indebidas.
Hay también los parientes y amigos de altos funcionarios, que comunican por calles y plazas el parentesco o amistad con los altos funcionarios, insinuando que pueden ser vehículos de transmisión de pedidos para nombramientos, contrataciones, resolución de reclamos, aprobación de expedientes y licencias y demás actos propios de la administración pública.
Lo que tiene que hacer el alto funcionario al asumir responsabilidades públicas, es advertir a la parentela y amigos, que no les pidan nada, pues no harán nada para favorecerlos y, que tampoco sean correo de peticiones de terceros, pues bastará que hagan la gestión para que ello sea demérito e incluso tráfico de influencias.
Lamentablemente las inconductas de malos funcionarios, incluyendo a los que abren oídos a peticiones de parientes y amigos, hacen daño incluso a los buenos funcionarios, decentes, honestos y cumplidores de sus obligaciones, ya que, en nuestra patria, por lo general y sobre todo en la prensa sensacionalista y amarilla, las generalizaciones dañan tanto a buenos como malos.
Ya las personas que tienen el coraje de aceptar altos cargos públicos sean de elección popular o de nombramiento, tienen que soportar las exageradas prohibiciones para la parentela de contratar con el Estado, así el pariente-funcionario, nada tenga que ver con la contratación.
También los altos funcionarios a los que nos referimos son personas expuestas políticamente ante la Unidad de Inteligencia Financiera, lo que muchas veces tiene visos hasta de persecución, sin olvidarnos de la declaración de intereses, en que pobre de ti que te hayas olvidado de algún pariente y de lo que hace, cuando ni siquiera puedes garantizar tener como únicos parientes los que has declarado. Más de uno se ha encontrado con algún hermanito o sobrinito cuya existencia desconocía.
Como observamos hay normatividad legal que atenta a que muchas personas honorables con ánimo o vocación de servicio público, se abstengan en participar en él, para que encima parientes y amigos irresponsables los pongan en situación de sospecha y, más con cierta prensa irrespetuosa, que en lugar de entrevistar y pedir explicaciones, acosan y en mala forma. Tenerlo en cuenta.