Hoy más que ayer, se miente y se contradice con descaro.
“La salud está garantizada” un 99%, dijo, muy seriamente la mandataria que se ha encontrado en el sillón presidencial de pura chiripa. Al cabo de esa expresión pierde la vida un primer vice-presidente del Congreso. ¿Cuáles los motivos? – Se descompensa el infortunado vicepresidente Dr. Hernando Guerra García – Acuden a una posta. El guachimán de la posta no sabe no conoce ni pío de primeros auxilios de emergencia. —Como en todos los pueblos, peruanos: “lo derivan aquisito nomás” cuarenta minutos de camino. El infortunado vice- presidente llega sin vida.
La presidente, entonces dijo que nadie moriría por falta de atención pues el 99% tenía cubierta la seguridad de la salud. – Aquí un apartado: qué hubieron de decir los que en la asamblea internacional la escucharon lo que después se convertiría en una gran falsedad al saber el deceso del Dr. Hernando Guerra García.
Se miente con descaro desde palacio y laterales gubernamentales. Se miente de todo.
En el Congreso de hoy –setiembre 2023 – dice un congresista—Jorge Montoya– con mucha propiedad urgido y espantado de tanta mentira que los palaciegos o no; los legisladores o no y adenda de funcionarios no deberían decir tantas mentiras. Es pertinente dijo, hablar con la verdad. – Asume que desde allí podría paliarse, en algo, el desorden para no desorientar a la ciudadanía.
En el reciente viaje a Rusia – no autorizado según el presidente del Congreso y su junta directiva- -por unos ganapanes de filas del comunismo – esos, los invitados, dijeron que el presidente del Congreso miente como cocinera pues a él le informaron y hasta le indicaron que viajarían a Rusia por invitación. Se afanaron en ese estilo los Salhuanas, los quitos, las portalatinos y hasta el seudo terruco bermejo para desmentirlo a boca jarro.
Y por tanta mentira y engaña muchachos es menester decir acá para salvaguardar el prestigio de los que aun y tal vez en solitario están empeñados en hacer algo por el país. Entonces está: “la culpa de Pedro la paga Juan. También “justos pagan por pecadores. La mayoría de congresistas, desde que hollaron las curules se dedicaron a buscar que alimentarse a costa de otros de forma dantesca, delincuencial.
El hambre desmedida los llevó a dispararse a los pies trayéndose abajo el poco prestigio que encontraron del congreso anterior. Sin embargo, hay por ventura un pequeño grupito –formado en mayoría por damas- quienes salvando los colores de la patria empeñadas en hacer frente a lo que está chueco y lindante con la corrupción.
En ese afán están permanentemente la Sra. Congresista Patricia Chirinos—de raza le viene al galgo– quien presenta interesantes proyectos para luchar contra una serie de lacras que hunden al país. Como ella: Rosángela Barbarán en el mismo empeño y hay una que otra más.
Uno de los proyectos de Patricia pretende acabar con la corrupción en los municipios e instituciones afines estatales. Esa corrupción que es gigantesca es evidente. Los alcaldes convertidos en reyezuelos, intocables, lo mismo hacen sus regidores que no bien ingresado se convierte en niños inalcanzables.
Los fiscalizadores que al final no ofician de fiscalizadores, sino que se dedican a cogotear y chantajear a los pequeños negocios buscando cutra. Y qué hacen los ¿techitos? Solo flotar como lo hace la Sra. Dina, su secretario Otárola, y el reciente descubierto gamberro que tiene como consejero de cabecera. Un tal pegalón de mujeres – según informe de investigación periodístico. – Sin embargo, la presidenta insiste en mentir diciendo que ella busca lo mejor en el mercado gentil. Que no quiere rufianes, pero los contrata.
El ministro de economía aconseja no comprar limones porque no hay. Una funcionaria en el mismo estilo de poner capa sobre la ineficiencia, aconseja bañarse con una tacita de café capuchino. Ella así lo hace según dijo desde tiempo que no había carestía de líquido elemento. —Pobre del que viaje a su lado.
Finalmente, buena por las que enarbolan el estandarte de la corrección y la decencia. A ellas: otra vez un “BRAVO ZULÚ” ((BZ)) Una expresión eminentemente naval que reconoce el trabajo BIEN HECHO, con dedicación, con eficiencia.