¿Qué más claro que 100,000 personas en la calle pidiendo un mismo propósito? Es incoherente que las protestas israelíes no hayan todavía frenado completamente la reforma judicial propuesta por el gobierno de Netanyahu. ¿Cómo lograr que una protesta sea efectiva actualmente?
Zeynep Tufekci, una periodista turca que analiza los fenómenos de las protestas contemporáneas, basadas en redes sociales y movilizaciones masivas sin un liderazgo claro, explica que, aunque las protestas en la actualidad se ven muy similares a las protestas en el pasado, su esencia es radicalmente diferente.
Mientras que Martin Luther King tardó en un proceso de más de 10 años para movilizar a miles de personas, y recitar su famoso discurso “I have a dream”, las protestas actuales llegan a números incontables en cuestión de días, si no horas. Protestas Interconectadas, las llama Tufekci, en las cuales su punto de inicio es, justamente, las movilizaciones masivas con las cuales una protesta en el pasado hubiera llegado a su objetivo.
Fallamos al ver una protesta actual con ojos del pasado. Los objetivos y los medios ya no son los mismos. Debemos salir de la zona de confort para entender una protesta masiva actual.
¿Por qué el hecho de obtener presión pública, un alto número de participantes, apoyo político y económico no ha logrado que las protestas en Israel frenen la Reforma Judicial? Lo digo de manera temerosa, porque en marzo de este año las protestas y huelgas sí lograron temporalmente frenar las reformas cuando el sindicato general de Israel (Histadrut) estableció una huelga general. Pero la reforma sigue cada vez más, y la Histadrut no actúa del mismo modo. Tratar de formular la respuesta a la pregunta podemos analizar ciertos factores que pueden afectar su efectividad.
- Falta de visión: aunque los manifestantes han logrado fijar un objetivo, han fallado radicalmente al pensar sobre los efectos que su objetivo tendría. ¿Cómo va a reaccionar la sociedad israelí cuando la reforma caiga? Al igual que un vaso que cae y se rompe, dejando vidrios rotos por toda la cocina, ¿cómo planeas recoger los pedazos?, ¿quién se va a cortar?, ¿cómo vas a evitar que la gente camine sobre el vidrio? Esto es un impedimento para lograr los objetivos.
- Polarización: existe una falta de escucha activa entre los que se oponen y los que apoyan la reforma. La estigmatización y repulsión hacia el lado opuesto han hecho de la política y la calle un lugar binario, donde avanzar no es una opción. Lograr un diálogo con los opuestos debe ser clave. Sin embargo, los modelos tecnológicos actuales no alientan estos encuentros, sino solo lo que va a mantener al usuario en la pantalla. Esto es el caldo de cultivo perfecto para extremistas. Así, la protesta se vuelve casi en un espacio de reunión social de gente homogénea en vez de un lugar abierto al diálogo.
- Diferenciar entre beneficio y efectividad: cuando la protesta crea imágenes dramáticas, ya sea símbolos o acciones, se vuelven efectivas (para la prensa, la atención y el drama). Sin embargo, esto es muy alejado de lo beneficioso, pues crea un espacio de odio más profundo.
Seguiremos con la reflexión en el siguiente artículo.