Escribo en memoria de mis compañeros apristas que en julio de 1932 se sublevaron en Trujillo, contra el canallesco gobierno de Sánchez Cerro, llamado de la Zoocracia y el Canibalismo por Federico More. Fue el año de la barbarie, según Thorndike. Veamos.
II
Nuestro historiador más notable, Jorge Basadre, en su Historia de la República, Tomo X, nos relata:
“En la madrugada del 7 de julio de 1932 masas apristas procedentes de la hacienda Laredo e integrada también por alumnos del Colegio Nacional de San Juan, se apoderaron, al mando de Manuel Barreto, llamado “Búfalo”, del cuartel O’Donovan. Hallábase acuartelados el regimientode artillería y una compañía del regimiento de infantería de Lambayeque. La lucha duró cuatro horas, desde las 2 hasta la 6 de la mañana. Murieron muchos de los defensores y de los atacantes, entre estos Barreto (…) El cuartel del Cuerpo de Seguridad fue tomado por gente del pueblo tres horas después de la caída del cuartel O´Donovan.”
Fueron apresados los oficiales del ejército y conducidos –dice Basadre— a la cárcel. Allí los presos comunes obtuvieron libertad apoyados por la multitud y algunos se convirtieron en dirigentes de la revuelta. El levantamiento se extendió a Salaverry, Samne, diversos lugares del valle de Chicama, Otuzco, Santiago de Chuco, y Huamachuco. También llegó a Cajabamba en Cajamarca y repercutió en Huaraz.
III
Respecto de los sucesos de Trujillo el ejército a través de los años lo tomó como un agravio al uniforme; pero nada justifica la represión que vino después. En el cumplimiento de las sentencias con pena de muerte no se siguió el precedente de diezmar cuando hubiera que fusilar a más de diez. A esto se agrega los centenares o miles de ejecuciones sin proceso. Predominó, así, la política no solo del castigo-represalia, sino de exterminar al adversario. Basadre concluye afirmando que en el Perú de 1932 hubo, por ambos bandos, un vasto derramar de sangre y de encono, esa política de intentar aniquilar al enemigo vencido no tuvo éxito. El partido aprista volvió a la escena política, fortalecido, efímeramente, en 1934.
IV
La revolución de Trujillo marca un antes y después de los partidos políticos, singularmente del aprismo en el siglo XX. Sobre los movimientos e ideas políticas del siglo XIX, coincidimos con Basadre que hubo, más bien, en el pasado grupo de amigos o alianzas de caudillos. En el primer Congreso Constituyente debatieron liberales, doctrinarios, rivagüerinos y bolivarianos, luego vendrían (1827-1828) centralistas y federalistas, partidarios y enemigos de La Mar; más tarde, con Gamarra las pugnas eran de gobiernistas autoritarios versus liberales de la oposición. En la Convención Nacional de 1833-34, debatieron los partidarios de Orbegoso contra sus enemigos; En el Congreso de 1839 y 1840, aparece sólido el gamarrismo. Con Castilla y Echenique el Parlamento se vería influenciado por una mayoría conservadora sumisa y una oposición muy aislada. En 1872, gana las elecciones Manuel Pardo, líder del partido Civil, que mantendría esa tendencia durante el periodo de la República Aristocrática.
En 1931 se dictó una ley para los partidos políticos, al convocarse a elecciones para Presidente y miembros del Congreso Constituyente. Salió electo Sánchez Cerro, candidato del nuevo partido Unión Revolucionaria, formado por él. Los demás candidatos fueron Víctor Raúl Haya de la Torre (partido Aprista), José María de la Jara y Ureta (partido Demócrata), Arturo Osores Cabrera (partido Laboralista y Coalición Nacional). El Congreso Constituyente se instaló el 8 de diciembre de 1931, en ese mismo acto, juramentó como “presidente constitucional” Sánchez Cerro; y, en Trujillo, Haya pronunciaría su discurso premonitorio:
“Quienes han creído que la única misión del aprismo era llegar a Palacio, están equivocados. A Palacio llega cualquiera porque el camino de Palacio se compra con oro, o se conquista con fusiles. Pero la misión del aprismo era llegar a la conciencia del pueblo antes que llegar a Palacio. Y a la conciencia del pueblo no se llega con oro ni con fusiles”.
(*) Jurista, exconstituyente, exdiputado y exsenador de la República.
