El Perú se proclamó independiente el 28 de julio de 1821, pero se fundó una República inexistente. No fue un Estado de derecho, sino un régimen militarista-civilista. Veamos lo que dice Basadre en su Historia de la República, Tomo I, 5ta ed. 1961:
“Hay quienes ven la historia republicana del Perú como una cueva de bandoleros o un muladar que solo merece desprecio o condena. Algunos, en cambio, se precipitan en su recinto para querer convertirlo en un santuario y venerar en él a los antepasados propios o ajenos. Y no faltan los que se embelesan, como ante un tesoro, ante el dato escueto. Aquí se ha buscado, ante todo comprensión, objetividad, coordinación, ensamble, sin odio para nadie y sin adulación para nadie, tratando de superar el atolondramiento, la vehemencia plagas de la vida criolla. Al procurar que se haga la “toma de conciencia” de un pasado tan turbulento y tan escabroso y, al mismo tiempo, tan peruano, como es el periodo de la República en nuestra historia, se está buscando, en realidad, una forma de maduración nacional.”
II
Olvidemos el siglo XIX que fue catastrófico, pese a las presidencias de Manuel Pardo, Castilla, y Nicolás de Piérola. Repasemos el siglo XX, releyendo a Chirinos Soto.
Con la presidencia de Piérola (1895-1899) se establece un gobierno civil. López de Romaña (1899-1903) salió electo por acuerdo del partido Demócrata y el partido Civil. Manuel Candamo (1903), es el primer gobernante civilista desde don Manuel Pardo (1872-76). Candamo muere durante su mandato por enfermedad grave. Llega el primer gobierno de Don José Pardo (1904-08), tenía una especie de derecho dinástico a la presidencia por ser hijo de Manuel Pardo. Augusto B. Leguía (1908-12) es elegido sin resistencia, aunque su primer gobierno tuvo un periodo particularmente turbulento. El gobierno de Guillermo Billinghurst (1912-14) fue complicadísimo, anticivilista al rojo vivo. Está lleno de buenos propósitos. Piérola le dijo “Don Guillermo, si no puede usted gobernar sus nervios, como puede gobernar la República”.
III
La guarnición de Lima se subleva, el 4 de febrero de 1914, a órdenes del entonces coronel Oscar Benavides y derroca a Billinghurst. Lo acusaron de proyectar la disolución del Congreso. Al presidente se le arranca la dimisión. El segundo gobierno de Don José Pardo (1915-19) es aclamado por una convención de partidos, ganó fácilmente los comicios convocados por Benavides, pese a que Billinghurst se encontraba en hombros de una corriente de opinión que un sociólogo de nuestros días llamaría populista, en su campaña lo llamaron “pan grande”. La República funciona.
El 4 de julio de 1919 surgiría el oncenio con Leguía, hasta el 22 de agosto de 1930 en que fue depuesto. Leguía adoptaría el título de presidente provisorio. Al iniciarse su segundo gobierno, la universidad es el último reducto del civilismo clásico, por lo demás está momificada. Hubo un acercamiento a las vanguardias estudiantiles y a las clases trabajadoras. Pese a su popularidad Leguía tenía que caer por el alzamiento de Arequipa. A las cinco de la tarde de ese 22 de agosto, los miembros de una junta militar demandan la dimisión de Leguía, la que acata.
IV
Una junta de gobierno convocó a elecciones para el 11 de octubre de 1931 y sale electo como presidente constitucional Sánchez Cerro. El 8 de diciembre de ese año juramenta el cargo ante la Asamblea Constituyente recién instalada; dieciséis meses más tarde Sánchez Cerro es asesinado por Mendoza Leiva, el 30 de abril de 1933. Ese mismo día el Congreso elige presidente de la República al general Benavides. Éste se las arregla para permanecer en el gobierno hasta el 8 de diciembre de 1939. Con Sánchez Cerro, no se inicia un periodo de normal funcionamiento de las instituciones, sino que, por una multitud de razones, se abre la guerra civil. Fue una época anárquica entre el 22 de agosto de 1930 y del 30 de abril de 1933.
El Perú está preñado de permanente caos. La República no existe; solo nominalmente. Cayó Sánchez Cerro, sic semper tyrannis.
(*) Jurista, exconstituyente, exdiputado, ex senador y excongresista de la República.
