La guerra es siempre lamentable y siempre tiene efectos colaterales. La guerra desatada entre Israel y Palestina luego de los sorprendentes ataques terroristas de Hamás el 7 de octubre pasado ha tenido consecuencias en la Europa tomada por una silenciosa y sostenida invasión musulmana, que ahora se hace más evidente.
Las políticas migratorias promovidas por los gobiernos progresistas europeos basados en una equivocada idea de multiculturalidad han terminado por una pérdida de identidad de sus pueblos y por una reducción absoluta de los vínculos con sus raíces.
Durante años se advirtió que la migración musulmana que se resistía a un proceso de integración en las sociedades que los acogían era un peligro. Se advirtió que mientras las tasas demográficas europeas iban en descenso las de los migrantes musulmanes eran crecientes. Las políticas del globalismo impuestas por la UE hicieron que se les asigne presupuestos en la seguridad social, que se les acoja en grandes cantidades, que ingresen multitudes de africanos como refugiados de guerra, sin revisar sus antecedentes ni sus documentos, sin reparar en el curioso hecho de que estos miles de refugiados no eran ni mujeres, ni niños, ni ancianos, sino hombres en edades laborales y productivas. Todo esto fue silenciado por una prensa cómplice de gobiernos abyectos y traidores. Como también se ha silenciado cientos de crímenes y violaciones para no caer en el execrable defecto de la xenofobia, tan incorrecta políticamente.
Lo cierto es que ahora hay barrios en que las mujeres no pueden entrar en Paris, Londres o Estocolmo, barrios donde no rigen las leyes del país sino la Yihad. Recuperar todo el terreno perdido será una tarea muy difícil si no imposible.
Una de las consecuencias que esta invasión silenciosa está teniendo en Europa es el creciente número de actos antisemitas.
En Francia se han producido 327 actos antisemitas desde el 7 de octubre, según el ministro del Interior, Gérald Darmanin.
En el Reino Unido, donde el Community Security Trust (CST), una organización que representa a los judíos británicos, ha registrado al menos 457 incidentes antisemitas desde el ataque terrorista de Hamás a Israel. Se trata de un aumento del 731% en comparación con el mismo período del año pasado, y es el total más alto jamás reportado en un período de doce días.
En Alemania intentaron incendiar una sinagoga en Berlín. Según la Asociación Federal de Departamentos de Investigación e Información sobre el Antisemitismo, en Alemania se han cometido 202 actos antisemitas desde que estalló la guerra, un aumento del 240% en comparación con el mismo período del año pasado.
Esto son algunos de los casos y estadísticas del resurgimiento de acciones antisemitas en Europa. Es un tema que hay que mirar con atención. Puede ser la chispa que encienda mayores olas de violencia. Una violencia que va a encontrar a una Europa disminuida por el abandono de sus tradiciones, debilitada por el progresismo, acomplejada, sin fe, en la que ni el Papa encarna lo que queda de la cristiandad.