19 de diciembre de 2025

|

Lima: Cargando...

Por: Luis De Stefano Beltrán, Ph.D. (*) y Ernesto Bustamante, Ph.D. (**) // Producción sostenible de carne

Luis de Stefano - Ernesto Bustamante

El pastoreo usa un 26-30% de la tierra del planeta —más de 1,500 millones de hectáreas— mientras produce solo el 1-2% de la proteína mundial. Según la FAO, en 2025 la tierra agrícola se mantiene estable en alrededor de 4,780 millones de hectáreas, o el 38% de la superficie total de la Tierra; pero por primera vez con una ligera disminución global, impulsada por ganancias en eficiencia en algunas regiones.

El costo ambiental de los sistemas ganaderos alimentados con pasto es calculado cada vez mucho mejor. Así, por ejemplo, un estudio publicado en marzo de 2025 en la revista PNAS encontró que las emisiones generadas por la producción de un Kg de proteína de la carne de res alimentada con pasto en los Estados Unidos son entre 10 a 25% más altas que las alternativas industriales alimentadas con granos, y hasta tres veces mayores que las de las proteínas vegetales. Sus defensores promocionan los beneficios de estos sistemas para la salud del suelo y la biodiversidad (un artículo em Nature de julio de 2025 señaló que la carne de res alimentada con pasto tiene 3.1 veces más antioxidantes fitoquímicos). Sin embargo, la matemática del carbono no cuadra. El ganado alimentado con pasto tarda mucho más tiempo en madurar, necesita más área de tierra y emite más metano. Por otro lado, los sistemas alimentados con granos, a pesar de sus propios defectos, usan 45% menos tierra, 76% menos agua y producen 42% menos emisiones de carbono por Kg, como lo afirma un reporte reciente de la Universidad Estatal de Washington.

Sin embargo, aunque los críticos suelen apuntar hacia las ineficiencias de los sistemas ganaderos alimentadas con pasto, tampoco endosan la alimentación con granos a pesar de que reconocen sus ventajas. Es aquí donde los nuevos avances tecnológicos de la tecnología CRISPR pueden extender las ventajas de los granos al promover drásticas reducciones en las emisiones de gases de efecto invernadero con el desarrollo de nuevas razas más resilientes.

En un artículo de revisión publicado hace tres semanas en Biotechnology Journal se destacan las nuevas técnicas de edición genómica para el desarrollo de razas de cerdos resistentes a enfermedades, razas de ganado vacuno sin cuernos y tolerantes al calor. Por otro lado, un reporte publicado en enero de este año por CABI, detalla varias estrategias CRISPR que mejoran los rendimientos de carne y leche mientras reducen el metano hasta en un 30% mediante ediciones dirigidas al microbioma intestinal. Una nota publicada en el portal The Bullvine a fines de 2024 destaca el interés del MIT en aplicar las tecnología CRISPR para diseñar rebaños de bajas emisiones, revolucionando potencialmente la producción láctea y de carne. Algunos avances anteriores, como vacas resistentes a la tuberculosis (2017) y productoras de leche hipoalergénica (2018), se encuentran a punto de su liberación al mercado. Finalmente, algunos ensayos comerciales en EEUU y China, realizados a mediados de este año, han evaluado ganado editado, capaz de alcanzar peso de mercado un 20% más rápido y con mínimos efectos no deseados.

En el Perú, donde la agricultura de subsistencia agrava permanentemente la presión sobre la tierra, estas innovaciones podrían transformar nuestros sistemas de producción agrícola. Tanto el MIDAGRI como el MINAM deberían priorizar la adopción de la tecnología CRISPR para aumentar los rendimientos sin expandir el área cultivada, permitiendo la reforestación de tierras marginales. A nivel global, debe terminar el silencio sobre los impactos climáticos de la carne (12% de las emisiones agrícolas son dominadas por el ganado).

Los habitantes de las ciudades deberíamos abandonar los miedos vendidos por los medios y abrazar la data científica. Con 8,400 millones de bocas que alimentar a finales de 2025, nuestras indulgencias gastronómicas no pueden cegarnos ante la realidad. La agricultura ineficiente, incluso la ‘orgánica’, es un lujo que no podemos permitirnos. Usemos CRISPR para curar la herida: produciendo más con menos, restaurando ecosistemas y asegurando un planeta habitable. ¿La alternativa? Una traición a las generaciones futuras desde nuestras propias filas. Es la eficiencia y no la ideología la que debe guiar nuestra diaria tarea de alimentar a más de 8,400 millones de personas sin ‘cargarnos’ el planeta.

(*) Biólogo Molecular de Plantas y Profesor de la Universidad Peruana Cayetano Heredia

(**) Biólogo Molecular y Congresista de la República.

Scroll al inicio