Por: Martín Valdivia Rodriguez / Lo que el Perú decidió

Por: Martín Valdivia Rodriguez / Hasta hace apenas una semana, nadie tenía en cuenta el avance que había ganado el FREPAP en todo el Perú. Como siempre, Lima la gigante, Lima la omnipresente, Lima la egocéntrica, se miraba el ombligo mientras que los barbados de traje bíblico avanzaban a paso firme en las regiones más alejadas de la capital, allí donde nadie quiere estar como las fronteras selváticas plagadas de peligros y falta clamorosa de comunicación.

Fue Ezequiel Ataucusi Gamonal el líder mesiánico que irrumpió en la política luego de fundar la Asociación Evangélica de la Misión Israelita del Nuevo Pacto Universal (AEMINPU). Con la tranquilidad de agrupar a un número significativo de seguidores, funda el brazo político de su movimiento religioso al que llamó Frente Popular Agrícola del Perú (FREPAP), con una ideología basada en una visión celestial del mundo y teniendo a Ataucusi como el enviado de Dios en la Tierra.

Intervinieron en varios procesos electorales con muy poco éxito, hasta que el fallecimiento de su líder cambió la forma de ver la religión, pues proclamaban la inminencia del fin del mundo hacia el año 2000. Ataucusi logró convencer a miles de campesinos desposeídos de seguir sus postulados religiosos, basados en la tierra y la explotación de agro. Es así que, a lo largo de décadas, los “israelitas” – como también se les conoce – logran hacer de las tierras selváticas verdaderas fronteras vivas donde no sólo practican su religión, sino que explotan el campo y bien de sus productos.

Hoy, luego de 20 años vuelven a la arena política y de qué modo, con una votación que se ha convertido en la segunda fuerza política después de Acción Popular. Si bien cuentan con un «núcleo duro» de seguidores religiosos, la cantidad de votos obtenidos se explica también por una gran masa de electores descontentos con los partidos políticos tradicionales. Ellos supieron capitalizar ese descontento popular para convertirlo en un grito de protesta frente al statu quo tradicional.

Y sí, a la gente que no votó por ellos y que se sorprendieron por tremenda arremetida, sólo decirles que tenemos en frente a un grupo religioso ortodoxo, complicado de llegar a acuerdos que tengan que ver con postulados liberales y poco conservadores. Los veremos con sus barbados rostros y túnicas a lo “película de Semana Santa”. Es el juego democrático y hay que respetarlo. Es lo que quiso el presidente Vizcarra al pelearse con el anterior Congreso, es – finalmente –lo que el Perú decidió. Porque lo que digo y escribo siempre lo firmo.


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