Por: Martín Valdivia Rodriguez / ¡ Que sinverguenzas !

por | Feb 6, 2020 | Opinión

Por: Martín Valdivia Rodriguez / En el colmo de la desfachatez, la corrupta empresa brasileña Odebrecht ha tenido el cuajo de demandar al Perú ante el Centro Internacional de Arreglos de Diferencias Relativas a Inversiones (CIADI), nada más y nada menos que por mil 200 millones de dólares, poniendo como pretexto que el Perú “violó sus obligaciones” bajo el Convenio entre el Perú y la Unión Económica Belga-Luxemburguesa para la Promoción y Protección Recíproca de Inversiones, en relación al proyecto Gasoducto Sur Peruano (GSP).

Es decir, la empresa que destrozó al país coimeando y rompiendo la mano por millones de dólares para obtener ventajas en licitaciones con el Estado, tiene la ostra de pedir “indemnización”. La verdad es que esta noticia nos ha indignado como peruanos y pone de manifiesto que estos brasileños corruptos no tienen sangre en la cara cuando de dinero  se trata. El ladrón quiere enjuiciar a la víctima y para ello no tiene escrúpulos de apelar a un organismo internacional y presentarse como mansas palomas.

Según estos mafiosos, la demanda obedece a que el Estado peruano canceló de manera arbitraria el contrato de concesión del GSP, adoptando otras medidas relacionadas con el proyecto. Incluso manifiestan que se ejecutó la carta fianza correspondiente al proyecto. Otro de los argumentos de Odebrecht es que el Perú dio por concluido el contrato porque el consorcio no logró obtener el financiamiento y acreditar el cierre financiero dentro del plazo previsto. Es decir, buscando los tres pies al gato para seguir lucrando.

Ante este despropósito, el Ministerio de Economía ha manifestado que reafirma su compromiso en la lucha contra la corrupción y “se reserva todos sus derechos bajo la legislación vigente, incluyendo en materia anti-corrupción, y el derecho internacional público”. No esperábamos menos de nuestras autoridades. A los corruptos y a empresas que tanto daño moral y económico le han hecho al país, no tiene que haber tregua, y menos aún entregar nuestro dinero como parte de una “indemnización” a los ladrones.

Los peruanos no debemos ceder un ápice de nuestro honor a estas empresas corruptas que destrozaron a nuestro país y lo quebraron en varios sentidos. No tenemos por qué pagar un dólar a estos corruptos, sino más bien exigir que se larguen de una buena vez del Perú y no vuelvan nunca más. Ya bastante daño nos ha hecho como para soportar semejante burla en nuestras propias caras. Porque lo que digo y escribo siempre lo firmo.


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