Como es público conocimiento, a estas alturas de la contienda electoral es ilegal publicar sondeos, encuestas, simulacros y todas esas hierbas que les encanta a los opinólogos pero especialmente a toda la caviarada, con la intención siempre de manipular a la opinión pública y de llevar agua para sus molinos, mejor dicho para sus bolsillos o para sus buches.
Ayer se ha filtrado una serie de reportes preliminares de Datum, que la siempre solícita señora Torrado se ha encargado de afirmar como ciertos pero incompletos. De hecho y a mi parecer, colisiona con la norma electoral y debería ser multada, porque si tiene el membrete de su empresa y ella se permite publicar aunque sea parcialmente, no lo hace por falta de conocimiento, porque ella es hija de Manuel Torrado, un hombre de “laaaaaaarga” data, de cómo se hacen las encuestas desde la época en que Fujimori y Montesinos mandaban sobre la opinión pública a base precisamente de ese mecanismo, de hacer encuestas en los escritorios.
Ahora resulta que toda la caviarada y el progresismo, los políticamente correctos, gran cantidad de opinantes, columnistas, especialistas, antropólogos, sicólogos sociales, estadísticos, jurisconsultos y toda esa gallada o manada de gente que viven de la teta del Estado, o de la consultoría o asesoría directa por las ONGs, andan preocupados, porque todo indica que los tres jinetes del “caviarcalipsis” andan cabalgando juntos.
Parece que uno de los caballos de fuego es conducido por un chancho bastante radical, que dice que les va a quitar toda la basura con la que comen y que los va a condenar al fuego eterno del trabajo.
Todo indica que otro de los caballos es cabalgado por una señora de origen asiático, que ha sacado una espada y al parecer le va a sacar la cabeza a todos los que tan mal hablaron de su papá.
Y por ahí hay otro caballo con pinta a la de bucéfalo, babieca, pero jamás Rocinante porque tiene que cargar a uno bien gordito y bien gruñón, al cual le dicen Élmer, y resulta que estos tres jinetes son de centro derecha, según la concepción clásica de los izquierdista, en buen romance son defensores del libre mercado y de la economía social de mercado y para variar no quieren, ninguno de estos tres, cambiar la Constitución.
Entonces ¿Qué cosa les queda? Manipular las encuestas, levantar desesperadamente a uno que le dicen “Gárgamel”, tratar de darle vida a una rojita que es también moradita y otro chico muy guapo que se llama Ken en su barrio pero que desgraciadamente está metido en su casa. Entonces ¿Qué cosa les queda? Tratar de tapar noticias como la evidencia de que la vacuna Sinopharm es una desgracia para el Perú, la Sinovac que también es China y se está administrando en un país sureño, tiene solo 52% de efectividad y por supuesto que ayer ha habido una huelga del transporte privado que ha incomodado a muchísimos hombres y mujeres que necesitaban trabajar, sino también que han contagiado a muchísimos peruanos por el hacinamiento y el contacto pechito a pechito y cachete con cachete, que se ha tenido que sufrir en Metropolitanos y trenes eléctricos, para decir la cosa claramente, la curva de contagios del encierro del encierro del fin de semana, obra y gracia del incompetente presidente Morado que tenemos, el rey de la corbatita del mismo color, el tal Sagasti, nos vamos a llevar una soporífera cachetada con la realidad.
Ello porque hasta El Comercio que sufre los estertores de la derrota, en la credibilidad ha aceptado que el Gobierno que tanto defendía, al de Vizcarra como al de Sagasti que aún le dan de comer, oculta muertos que son 3 de cada 4.
Lo que está pasando es una desgracia, y qué mayor desgracia van a sentir los comunistas y los caviares si cuando menos dos de los tres jinetes del “caviarcalipsis” pasan a la segunda vuelta.
