Perú, fuente de megadiversidad en el mundo y cuna de civilización, se destaca por su vasto patrimonio natural y cultural, enraizado en tradiciones ancestrales que han perdurado a lo largo de los siglos. Entre estas tradiciones, los textiles ocupan un lugar destacado, representando la habilidad y la historia única de los artesanos peruanos, quienes tejen la rica narrativa de su país con cada hilo.
La moda en Perú se entrelaza con estas tradiciones milenarias, arraigadas en técnicas ancestrales como el teñido natural, donde los artesanos utilizan raíces y plantas para crear colores vibrantes sin contaminar, tal como se hacía en la época precolombina.
La Ley Nº29073, Ley del Artesano y del Desarrollo de la Actividad Empresarial, refleja el compromiso del país con la preservación y promoción de la artesanía, reconociendo su importancia no solo cultural, sino también económica.
Esta ley busca integrar la actividad artesanal al desarrollo económico del Perú, promoviendo la formación de artesanos, facilitando su acceso al financiamiento privado y mejorando sus condiciones de productividad y competitividad en el mercado. Además, tiene como objetivo recuperar y promover las manifestaciones culturales y valores históricos del país, convirtiendo la actividad artesanal en un sector descentralizado y generador de empleo sostenible.
El reconocimiento del artesano como constructor de tradiciones culturales es fundamental para este proceso, lo que ha llevado a la creación de un sistema de certificación artesanal y protección de sus creaciones. Sin embargo, el Estado también tiene la responsabilidad de velar por la conservación y protección de las materias primas utilizadas en las actividades artesanales, así como de las técnicas históricas que están en peligro de extinción.
En los últimos años, Perú ha alcanzado reconocimiento a nivel mundial por sus fibras naturales y la cultura que expresan los diseñadores en las grandes pasarelas. Desde los textiles de la época de Paracas hasta los elaborados durante el imperio incaico, la historia y la tradición están presentes en cada prenda.
Aunque muchas de estas técnicas ancestrales se conservan en diversas partes del país, es importante reinterpretar el trabajo de nuestros ancestros para adaptarlo a las demandas modernas. Perú cuenta con materias primas de la mejor calidad para el desarrollo de una industria textil sostenible, como la alpaca y el algodón de fibra extra larga, además de recursos provenientes de sus bosques, que ofrecen un potencial sin explotar para la moda mundial.
La producción textil no solo impacta a los actores de la cadena de valor, sino que también contribuye a cumplir metas de responsabilidad social y cuidado del medioambiente, promoviendo un desarrollo sostenible en el país.
Es cierto, preservar las técnicas tradicionales no es una tarea fácil y requiere de incentivos y esfuerzos constantes.
La globalización presenta desafíos adicionales a estas tradiciones, ya que las nuevas generaciones a menudo están más inmersas en la cultura digital que en las habilidades manuales transmitidas por generaciones. Recuerdo cómo mi abuelita tejía los primeros ropones para mi papá y mis tíos.
Sin embargo, mi mamá solo llegó a tejer unos pocos para mis hermanos mayores, con suerte pude aprender a coser, mi hijo de 11 años, que pronto cumplirá 12, está más interesado en los videojuegos. ¿Es responsabilidad del Estado? Tal vez sí, ya que, en la época de mi abuelita, el tejido de punto se enseñaba en la escuela.
Perú debe continuar tejiendo su historia en la industria de la moda, contribuyendo al desarrollo sostenible y promoviendo la preservación de su rica herencia cultural para las generaciones futuras.
(*) Abogada especialista en Derecho ambiental
