HOY ESTÁN IMPLICADOS EN LA TRAMA DE CORRUPCIÓN DE ODEBRECHT
El Estado estuvo a punto de pagar más de US$300 millones por una deuda que correspondía al banco de la familia de De La Puente. PPK, desde el MEF pretendía darle una “ayudita”.
REDACCIÓN
En el Perú abundan los ejemplos de políticos que entran al poder para servirse y no para servir. Pero, ¿qué podemos decir de aquellos empresarios que promueven a estos mismos políticos para servirse juntos del banquete estatal? El caso Odebrecht ha dado muchas luces en ese sentido, sobre todo por los nombres que van asomando.
Uno de esos nombres ha sido el de Susana de la Puente Wiese, que ha sido señalada por Jorge Barata como la receptora de los US$300 mil que aportó el 2011 la constructora brasileña a la campaña del hoy presidente Pedro Pablo Kuczynski, gran amigo de la exbanquera y entonces candidato al sillón de Pizarro por la Alianza por el Gran Cambio.
PPK no ganó, pero el rol de De La Puente en aquel entonces no pasó desapercibido, ya que era señalada como el brazo financiero de su campaña, organizadora de una serie de eventos para costear los gastos que suelen darse en medio de la justa electoral. Para las elecciones del 2016 apoyó de igual manera en la campaña de su amigo, pero esta vez sí saborean la victoria.
Hoy, con Kuczynski Godard en el poder, han salido a la luz documentos que lo vinculan con Odebrecht desde la época en que era ministro de Economía del régimen de Alejandro Toledo. Y desde esa posición también habría favorecido intereses de otras empresas que fueron sus asesoradas, pero tampoco se olvidó de los amigos de siempre.
SALVATAJE DEL WIESE
Corría el año 2005 y estaba próximo a vencer el plazo para que el Estado peruano pague el aval de US$300 millones que firmó para la operación de “salvataje” del Banco Wiese, de propiedad de la familia de Susana De La Puente, una operación que desde el principio se debió resolver entre privados.
¿Qué sucedió? Hacia el final del segundo gobierno de Alberto Fujimori, cuando el Ministerio de Economía recaía sobre Víctor Joy Way, se emitió el Decreto de Urgencia 034-99. Este creó el Programa de Consolidación Patrimonial, un dispositivo que aparentemente tenía nombre propio ya que el Wiese, que estaba virtualmente quebrado, sacó gran provecho de él.
Y es que, mediante esta operación, el Estado –a través del Banco de la Nación– terminó como aval del alicaído banco para de ese modo “animar” al Grupo Sudameris a asociarse con él. El problema era que, si la familia Wiese no terminaba de poner sus cuentas en azul, todos los peruanos terminaríamos pagando su deuda.
LA CUCHARA DE PPK
Y de hecho, eso habría pretendido el entonces ministro de Economía, Pedro Pablo Kuczynski, ya que en el año 2005 incluyó en el proyecto presupuesto público del año siguiente una serie de artículos dirigidos a que el Estado pague los US$314 millones de dólares que constituían el aval más los intereses, esto a través de bonos o mediante un fraccionamiento de pago.
Un año antes, el entonces congresista Diez Canseco lo emplazó a tomar las medidas para declarar la nulidad del aval, ante las graves irregularidades que ya se conocían de la operación y que eran materia de investigación por la vía penal. La respuesta de PPK entonces fue señalar que el asunto ya estaba siendo materia de un arbitraje de “actualización” de las garantías del aval. Es decir, el Estado seguiría cargando con el muerto, pero con nuevos términos.
En su momento Diez Canseco también promovió una interpelación en contra de Kuczynski, acusándolo de participar en las negociaciones que ya se empezaban a dar con grupos privados para la venta del Wiese Sudameris, pues se conoció que algunos de estos empresarios estuvieron en la sede del MEF aparentemente con esos fines. El ministro, por supuesto, negó dicha participación en todos los idiomas.
SE SALVARON
La historia tuvo un final feliz para los Wiese, ya que finalmente su banco pasó de estar casi quebrado en 1999 a ser adquirido por el gigante canadiense Scotiabank en marzo del 2006, lo que no hubiera podido ser posible sin las espaldas financieras del Estado.
Ni qué decir de Susana De La Puente, a quien diversos medios de la época señalaban –con diversas pruebas, como correos electrónicos al exministro Joy Way– como la persona que posibilitó el salvataje, gracias a su cercanía al poder de turno en cada etapa.
Pese a que la amiguísima de PPK llegó a ser denunciada penalmente por estos hechos, junto con exfuncionarios del banco y otros del Estado Peruano, finalmente fue excluida del proceso bajo el argumento de que solo participó como asesora en la operación.
Por su parte, el Estado peruano terminó perdiendo un total de US$51 millones de las arcas con esta operación: 26 millones que desembolsó el Banco de la Nación para un primer paquete de acciones y otros 25 millones que tuvo que reinvertir en el BW para darle liquidez.
Como sabemos, el vínculo entre Kuczynski y “Lady Su” (como apodó alguna vez el propio jefe de Estado a su amiga) continuó hasta los días de hoy, en que es señalada como la persona de confianza que gestionó los aportes de Odebrecht a su campaña presidencial.
La hoy embajadora del Perú en Reino Unido y prima hermana de Susana Villarán –otra de las políticas presuntamente favorecidas por Odebrecht– ha “desmentido categóricamente” los dichos de Barata ante fiscales peruanos. ¿Logrará salir airosa nuevamente?