Movilizaciones se extienden desde el 27 hasta el 29 de Julio en varios puntos del país.
En el marco de las Fiestas Patrias, las calles de Lima y otras regiones del país son escenario de intensas protestas en contra de la presidenta Dina Boluarte. En el día central del aniversario de la independencia del Perú, cuando Boluarte dará su segundo mensaje oficial a la nación, delegaciones de manifestantes se movilizan exigiendo su renuncia, motivadas por las muertes ocurridas en protestas pasadas.
Las movilizaciones comenzaron el 27 de julio y se extenderán hasta el 29 del mismo mes. Desde el 26 de julio, según lo informado por el general Óscar Arriola, jefe del Estado Mayor de la Policía Nacional del Perú (PNP), las fuerzas policiales han realizado inspecciones en varios puntos del país. Estas medidas se implementaron en respuesta al desplazamiento de familiares de víctimas fallecidas en protestas anteriores, quienes se dirigen a Lima para unirse a las manifestaciones.
Durante una de estas inspecciones, los manifestantes fueron interceptados en Huamanga, Ayacucho. La periodista Jacqueline Fowks reportó que la policía tomó fotografías de sus documentos de identidad y revisó sus pertenencias, lo que ha generado preocupación entre los defensores de derechos humanos por el tratamiento que están recibiendo los manifestantes.
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La manifestación del 28 de julio es particularmente significativa, ya que coincide con la fecha en que se celebra la proclamación de la independencia del Perú. Este día, marcado por el tradicional mensaje presidencial a la nación, será un momento crucial para la administración de Boluarte, quien enfrenta una creciente presión por parte de la ciudadanía.
Las protestas no se limitan a Lima. Otras regiones del país también han sido testigos de movilizaciones y actos de desobediencia civil. Los manifestantes expresan su descontento con el gobierno actual y buscan justicia por las víctimas de las protestas previas, así como un cambio en la dirección del país.
El ambiente en la capital es tenso, con un fuerte despliegue policial y diversas medidas de seguridad implementadas para manejar las multitudes y evitar enfrentamientos. No obstante, la determinación de los manifestantes de hacer oír sus voces es palpable, y el desenlace de estas jornadas de protesta sigue siendo incierto.