La reacción argelina a la apertura del Consulado General de Costa de Marfil en Laâyoune muestra claramente que Argelia está totalmente involucrado en el conflicto artificial en torno al Sáhara marroquí.
El retiro por parte de Argelia de su Embajador en la Costa de Marfil, el día 20 de febrero pasado, constituye la demostración perfecta del papel de este país, como parte involucrada en el diferendo.
De hecho, la Organización de las Naciones Unidas no se equivocó al invitar a Argelia, como parte en este diferendo, a participar en las dos mesas redondas en Ginebra, porque es plenamente consciente de que no puede haber ninguna solución sin la implicación activa y efectiva de Argelia.
Un comunicado de prensa publicado por el Ministerio argelino de Asuntos Exteriores describió como “críticas e insidiosas” las palabras del ministro marfileño de Asuntos Exteriores, tras la conferencia de prensa conjunta que se celebró después de la inauguración, el 18 de febrero pasado, del Consulado General de Costa de Marfil en la ciudad de Laâyoune. Un comunicado que carece de las mínimas costumbres y prácticas diplomáticas.
Esta reacción desmesurada de Argelia muestra que la apertura de representaciones diplomáticas por parte de países africanos en las dos ciudades principales del Sáhara marroquí, es decir Dakhla y Laâyoune, constituye un duro golpe para las tesis presentadas por Argelia, quien dice ser un país “observador” del diferendo artificial. No obstante, el hecho de llamar a su Embajador en Costa de Marfil demuestra que Argelia, padrino de la entidad fantomática de la llamada “Rasd”, es parte plenamente involucrada en el diferendo y no un país observador.
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Las aperturas de los Consulados Generales de varios países ilustran de manera irrefutable el apoyo creciente e inequívoco a la marroquinidad del Sáhara que beneficia de un reconocimiento internacional no solamente en las instancias internacionales sino sobre el terreno con las representaciones consulares que ejercen sus funciones diplomáticas y de proximidad para los ciudadanos de los siete países africanos establecidos en el Sáhara marroquí.
El llamado a consultas del Embajador argelino en Costa de Marfil marca el desconcierto de Argelia ante el retroceso que registra a nivel diplomático internacional. Este comportamiento inaceptable de Argelia constituye una violación del derecho internacional, similar a una injerencia en los asuntos internos de un país soberano y un acto de intimidación indigno de las relaciones que deben regir entre los países africanos en el siglo XXI.