Por: Federico Prieto Celi / La primera relación política de Martín Vizcarra con las Fuerzas Armadas fue con motivo de su toma de la presidencia, a la renuncia de PPK, que no tuvo una relevancia especial. Pero la segunda sí fue muy importante, cuando los comandos castrenses decidieron apoyarlo, prefiriéndolo a Mercedes Aráoz, a quien le correspondía constitucionalmente si se hubiera aceptado la vacancia de Vizcarra, proclamada por el Congreso moribundo de Pedro Olaechea. A eso siguió la famosa visita a palacio de los jefes del Ejército, Marina y Aviación, que dio por terminada la crisis constitucional del cierre del Congreso.
El contagio de Covid 19 por miembros de las Fuerzas Armadas y la Policía Nacional trajo consigo el desaliento de las tropas, habida cuenta que el ministerio de Salud no les proporcionaba suficientes elementos de protección, lo que se comprobaba por la cantidad de personas de uniforme contagiadas, algunas de las cuales fallecieron. Hubo un repliegue a los cuarteles de las tropas, especialmente en los mercados populares callejeros, lo que obligó al presidente Vizcarra a visitar a los subalternos de las tres armas y de la policía para prometerles el oro y el moro, cosa que por supuesto no ha cumplido hasta ahora.
Este suceso no implicó un peligro de golpe de estado militar porque no involucró a los
mandos, que están convencidos que un gobierno militar los llevaría después a la cárcel. La popular artificial construida por Vizcarra en los medios y encuestas es otra traba que dificulta un quiebre militar del poder político. Por último, la corrupción detectada en algunos mandos policiales desacredita al cuerpo, hasta el punto de que se ha tenido que cambiar recientemente al ministro del Interior y al jefe de la Policía.
Pero la improvisación en la compra e instalación de pruebas, mascarillas, equipos médicos, salas de cuidados intensivos, control de los enfermos graves, contraste entre los datos oficiales y los que se recogen en los hospitales y clínicas, entre tanto otros sucesos irregulares en el tiempo de encierro social obligatorio, ha obligado a los comandos castrenses a estudiar en el estado mayor de los institutos armados, cómo se pueden mejorar las cosas, a la vista de las deficiencias del gobierno en general y de ministerio de Salud en particular.
Las Fuerzas Armadas estarían consultando a los líderes de los partidos políticos, dentro y fuera del parlamento, sobre su análisis de la lucha contra el coronavirus. Reportajes periodísticos reflejan de alguna manera que los presidentes de los partidos políticos, así como los dirigentes que se autoconsideran precandidatos presidenciales, expresan unos con cautela otros con claridad, sus distintos puntos de vista, opiniones que sin duda son analizadas por los servicios de inteligencia de las Fuerzas Armadas.
El 28 de julio próximo la situación del país en relación al coronavirus será el punto de partida del último año del mandato del presidente Vizcarra, donde no puede cerrar el Congreso y donde la Constitución le exige convocar a elecciones generales.
