Por: Pablo Carranza
– ¿Cómo hizo el expresidente Alberto Fujimori para acabar con el terrorismo?
Número uno. Decisión política del presidente Fujimori. Quiso acabar con el terrorismo y para eso dio muchos recursos de todo tipo a la Dincote. Ese apoyo con la decisión política y el apoyo financiero, así como tecnológico del gobierno de Estados Unidos, permitió que haya un equipo como el GEIN, que tenía todas las facilidades para hacer un trabajo de inteligencia operativa, que permitió hacerles seguimiento a los terroristas y descifrar, gracias al esfuerzo intelectual del coronel Benedicto Jiménez Baca, en ese tiempo tenía el grado de mayor y luego comandante, que se dedicó a estudiar el ‘pensamiento Gonzalo’ y lo descifró. Llegó a establecer cuál era su organización, cuál era su manera de actuar, pero toda esa información le permitió conocer al enemigo Sendero Luminoso y, de esta forma, ubicarlos, identificarlos y con el debido proceso, sin ningún tipo de abuso, capturar a la cúpula primero y lógicamente a la dirigencia nacional. Todos ellos fueron capturados uno a uno y los aparatos desmontados.
– ¿Con qué recursos se pudo hacer retroceder a los grupos terroristas?
Por supuesto que, en el interior del país, las Fuerzas Armadas tenían las Autodefensas e iban capturando también a las fuerzas especiales que tenía Sendero en provincias, especialmente en Cangallo (Ayacucho), en Víctor Fajardo (Huancavelica) y en otras 17 zonas; también en Arequipa, en Cusco. En estas zonas se logró capturar a los principales cabecillas, se logró la pacificación, pero el golpe mortal al terrorismo fue la captura de la cúpula y eso ocurrió el 12 de setiembre del año 1992. Al capturar a Abimael Guzmán y a gran parte del Comité Central, simplemente desapareció este movimiento subversivo.
– Este logro fue muy comentado a nivel internacional ¿no es cierto?
Claro, el otro gran logro precisamente es que nunca negoció con los terroristas, nunca dio concesiones a los terroristas, inclusive a Abimael lo mandaron a la isla de San Lorenzo, y luego pasó a la base naval donde le hicieron un penal especial para él y ya falleció ahí. También a Polay del MRTA, que era un movimiento subversivo paralelo, que se presentaron casi al mismo tiempo, y también hasta a Polay y a sus huestes los neutralizó con esa decisión política y con ese apoyo masivo a la Dincote de la Policía Nacional.
– ¿Qué nos puede comentar de la Operación Chavín de Huántar en la residencia del embajador de Japón?
Esa operación de liberación de rehenes en la residencia del embajador de Japón fue un trabajo que tiene usted que resaltar. Los comandos hicieron su labor, pero en base a la inteligencia producida por la Dincote. Eso no se reconoce. Eso no se dice, y el SIN asume toda la victoria. En realidad quienes hicieron la labor de inteligencia, o sea los que obtuvieron los datos de a qué hora jugaban fulbito, una serie de informaciones que se sacaba a través de Giampietri, todo eso era grabado por micrófonos microscópicos, que nosotros le denominamos ‘bichos’, que ingresaron pues en el crucifijo, en el agua de San Luis, en libros, y de tal manera que todas esas conversaciones se iban grabando, y en la Clínica Italiana que está en la otra esquina, ahí era el centro de operaciones para transcribir todas las grabaciones que se hacían en el interior. Eso permitió planificar la operación de liberación de rehenes que resultó con éxito. Hay que resaltar que la Dincote tuvo esa labor con el apoyo de los americanos. Ellos tienen una tecnología sumamente avanzada, que no la compramos nosotros, no la tenemos a nuestra disposición, pero sí nos la dan los americanos para esa labor específica.
– ¿Se le puede reconocer a Alberto Fujimori como el pacificador del Perú?
Definitivamente que sí. Definitivamente la labor que hizo Fujimori, olvídese. A partir del 12 de septiembre de 1992 hubo un quiebre en la historia del Perú. Antes del terrorismo y después del terrorismo. Con la captura de Abimael, el Perú comenzó a despegar económicamente, de tal manera que ahorita nosotros tenemos una economía fuerte, reconocible a nivel mundial, y tenemos una moneda estable, a pesar de la crisis que hay acá, del hambre, de la miseria que puede haber. Pero tenemos ese legado de Fujimori que no se le puede negar, que puedan haber ocurrido algunos hechos relacionados en contra de los derechos humanos, es una cosa, pero hay que reconocerlo.
