El G-7 se vio obligado a reunirse debido a la crisis energética y alimentaria causada por el conflicto de Rusia.
“Hemos permanecido juntos, y aquello es algo que Rusia no esperaba”. El canciller de Alemania, Olaf Scholz, ha respondido de esta forma a los halagos del mandatario estadounidense, Joe Biden, en la breve charla que han mantenido este domingo a medida que los fotógrafos retrataban su encuentro bilateral en los verdes paisajes del castillo de Elmau, en los Alpes bávaros. Entrados ya en el quinto mes de la invasión rusa de Ucrania, los dirigentes reunidos en la cumbre del G-7 anhelan demostrar al mandatario ruso su unidad, empero además su decisión, elevando la presión sancionatoria sobre Moscú.
Se barajan 2 probables maneras de continuar asfixiando la economía rusa: prohibir las importaciones de su oro e intentar de entablar un límite universal a los costos del petróleo, en la actualidad al levanta.
Los representantes de las 7 democracias más industrializadas (Estados Juntos, Alemania, Japón, Reino Unido, Francia, Italia y Canadá) negocian en los dos frentes con ciertos adelantos. La prohibición de las importaciones del oro ruso, anunciada por Biden en su cuenta de Twitter, antecedente de que empezara de manera oficial la cita, pretende socavar una de las más grandes fuentes de ingresos del Kremlin. Rusia es el tercer más grande productor mundial de oro, que implica alrededor del 5% de sus exportaciones.
Estados Unidos y el Reino Unido son los impulsores de una medida a la que se han sumado Canadá y Japón. “Las medidas que hemos anunciado hoy perjudicarán de manera directa a los oligarcas rusos y atacarán el corazón de la maquinaria de guerra de Putin”, mencionó ayer el primer ministro del Reino Unido, Boris Johnson. Los elementos del G-7 miembros de la Unión Europea (UE) han mantenido un perfil prudente al respecto, sin embargo, fuentes cercanas a las conversaciones en Elmau proporcionan a comprender que es viable un pacto en este apartado.
