Rusia se queda sin especialistas en tecnologías de la información.
Decenas de miles de ingenieros informáticos abandonan Rusia a medida que se agotan las partes de repuesto de sus redes de telecomunicaciones y estas podrían comenzar a fracasar desde el verano. Este es el panorama que dibuja el área frente a las sanciones impuestas por Occidente tras el principio de la guerra contra Ucrania.
Como respuesta, el Kremlin ha ofrecido a los programadores no hacer el servicio militar forzoso, y negocia con los monumentales tecnológicos una secuencia de ayudas para cerrar la fuga de cerebros. Los siguientes meses van a ser clave para la industria.
Entre 50.000 y 70.000 trabajadores del sector de las telecomunicaciones abandonaron Rusia en las primeras semanas de la guerra y se espera que otros 100.000 lo hagan en abril una vez hayan reorganizado sus cuentas bancarias para hacer transferencias al exterior ―Visa y Mastercard por el momento no operan en el país― y se normalicen los costos de los vuelos, la mayor parte de ellos bloqueados con Europa por las sanciones.
Estas estimaciones fueron ofrecidas al Parlamento el 22 de marzo por el mandatario de la Sociedad de las Comunicaciones Electrónicas de Rusia, Serguéi Glupotarenko, quien abogó por producir un sindicato sectorial y impulsar la relocalización de los trabajadores a territorios amistosos a medida que no se calme el caso. “Por ejemplo, a Armenia, Kazajistán o China. Pactemos con ellos, propongamos unas normas para su reubicación allí”, mencionó frente a un comité para las tecnologías de la información de la Duma estatal.
Natalia Kasperski, fundadora del grande tecnológico InfoWatch y dueña del antivirus al que da nombre su apellido, reconoció en el mismo encuentro que ha habido una “huida masiva” de ingenieros tras iniciar la guerra, aunque piensa que es viable convencerlos para que regresen.
“Todo esto no es dependiente de un componente material, sino de la sutil mentalidad de nuestros propios especialistas. Son adolescentes, permanecen conectados en varios puntos con Occidente, trabajan con programa occidental, y esta separación del sistema les hizo temblar”, aseguró la empresaria, que abogó por la propaganda y una campaña de interrelaciones públicas para convencerlos de que se abren novedosas oportunidades en el territorio.