Luis Espinoza fue el primer paciente en recibir un trasplante de hígado en el hospital Almenara en marzo del año 2000, ahora el pide a los peruanos que donen organos para salvar vidas
Hace más de 24 años, a don Luis Espinoza le comunicaron que le quedaban tres meses de vida.
Ingresó al hospital del Callao con fiebre y quejas de dolor de vesícula, sin entender realmente la gravedad de la situación, pero los médicos sí lo sabían. La situación era crítica: necesitaba urgentemente un trasplante de hígado para seguir viviendo junto a su esposa, Rosa Advíncula. Así que fue incluido en la lista de espera, y unas semanas después, ocurrió lo que él describe como un milagro: recibió el hígado tan esperado gracias a un donante fallecido.
“No te preocupes, Rosita, Dios y la Virgen María están conmigo. Nos vemos al ratito y en 15 días nos vamos a casa”, antes de entrar a la sala de operaciones del Hospital Guillermo Almenara de Essalud el 23 de marzo de 2000, Luis Espinoza recuerda las palabras que le dijo a su esposa. Cumplió su promesa y marcó un hito en la historia.
EE.UU: Realizan transplante de riñón de cerdo a paciente adulto
Gracias al acto generoso y amoroso de la donación, pudo presenciar nuevamente la participación del Perú en un mundial, experimentar la revolución tecnológica y, lo más importante, disfrutar del tiempo con sus ahijados y sobrinos junto a su amada esposa.
“Yo he prometido llegar a los 30 años de trasplantado. Ya me falta poquito para lograrlo, pero si no lo logro, ya le he dicho a mi esposa que done mi hígado, que me dicen está sanito como cuando lo recibí; también que done mis riñones y mi páncreas. Mi pancita es de los médicos, ya sabe” comenta feliz.