Por: Yorry Warthon Cortez / Todos conocemos cómo Martín Vizcarra llegó al poder. Accedió a un cargo impensado. Nunca lo vio venir y jamás se preparó para ello. Menos lo hizo para resistir una Pandemia de estas dimensiones. Es por ello que hoy nos toca soportar la avalancha de imperfecciones de su gobierno, el mismo que plantea una nueva estrategia para enfrentar la crisis sanitaria: Más cuarentana, más confinamiento.
Recordemos que junto a Vizcarra entraron por la ventana elementos nocivos que siempre amenazaron la continuidad de la democracia y el estado de derecho en el que debe imperar la ley. Es decir, junto con el mandatario, accedió al poder esa izquierda que siempre fue rechazada en las urnas y nunca pudo entrar a Palacio por la puerta grande.
Así vemos cómo las decisiones del Ejecutivo parecieran estar filtradas permanentemente por el prisma del socialismo. Y es que pareciera que el “plan del gobierno” hubiera sido elaborado en el mismo Foro de Sao Paulo. Prueba indubitable de esto -al menos lo que desata la sospecha- va desde la constante confrontación con las fuerzas políticas opuestas, el copamiento de poderes, publicidad estatal orientado a disfrazar el real desempeño del Ejecutivo, generosas encuestas que mantienen la aprobación siempre en azul, afinidad política concentrada en el gobierno central, etc.
Hoy, desde el ejecutivo, nos gobiernan célebres personajes como Vicente Zeballos a quién en plena crisis sanitaria se le ocurre hablar de «refundar el país». Ya antes había hablado del «Estado empresa». Por si esto no es suficiente, contamos con la dicha de tener aún a Víctor Zamora en la cartera de salud. Un tipo absolutamente ideologizado en el que, paradójicamente, se ha encargado la función más importante de esta crisis pandémica. No obstante ello, ha cometido “errores garrafales de manera persistente”. Errores producto de su obcecado pensamiento socialista que va por encima de una visión pragmática y científica. Lamentablemente, su proselitismo cuesta innumerables vidas al país.
La insistencia de Zamora en las pruebas serológicas siempre lo puso en evidencia. Una trampa de la que no logra sacudirse hasta hoy. En su última conferencia el ministro de salud anunció con gran pompa que han adquirido cuatro millones de vacunas contra la influenza y un millón contra la neumonía. Las interrogantes: ¿soluciona eso en algo la emergencia sanitaria? ¿es genuina su incompetencia? ¿acaso no existe alguien eficiente que asuma la cartera de salud y ofrezca resultados? Al actual ministro ya se le otorgó casi dos meses de cuarentena y sacrificio del país, como para que persista tercamente en su fórmula que no controla el contagio y que ha llevado al total colapso el sistema de salud nacional.
Ante la carencia de resultados, el presidente Vizcarra plantea más confinamiento. Más efectivos policiales y militares, algo que se alinea muy bien con las prácticas totalitarias que tanto agradan a los gobiernos de izquierda, la misma que hoy se pasea oronda con el Ejecutivo.
Pero la ambición progre no se conforma con disfrutar las mieles que le brinda este gobierno. Su objetivo está en perpetuarse en el poder, aunque sea en calidad de colada. Para ello está dispuesta a generar o colaborar activamente en alguna argucia que permita a Vizcarra prolongar su mandato, algo que esta crisis le pueda entregar como regalo perfecto. El otro camino es ir fabricando candidatos. En redes se van cocinando algunos prospectos que, sin importar pandemias, pagan para vilarizar videos propios que los hagan “presidenciables”.
Queda claro que candidatos de una ideología peligrosamente absolutista será lo que menos necesite nuestro país en su etapa de reconstrucción post crisis.
*Abogado y Analista Político