En toda empresa, el desarrollo y consolidación de una cultura organizacional es fundamental para lograr identidad. Se trata del sistema de valores y creencias que orienta el quehacer de una compañía en cada una de sus áreas.
De acuerdo con las proyecciones que puede tener una empresa, se pueden tomar en consideración distintos tipos de cultura organizacional. Cada uno de ellos se focaliza en diferentes prioridades y propuestas de acción para llevar a cabo sus tareas.
En esta nota, repasamos cuatro tipos de cultura organizacional y contamos cuáles son los beneficios de cada uno para las empresas.
Cultura organizacional de clan
Si bien en todos los casos es importante pensar una cultura organizacional orientada a las personas, este tipo se centra en lograr una estructura “familiar”. Es decir, se basa en el accionar colaborativo, por lo que la comunicación, el reconocimiento y el trabajo en equipo son claves.
Pese a que mantener unidos a los miembros de una organización es un desafío, lograrlo acarrea múltiples beneficios. El más importante de todos es el sentido de pertenencia y su consecuente compromiso con la organización.
La solidez que resulta del trabajo colaborativo, a su vez, garantiza una mayor factibilidad de crecimiento. Además, la satisfacción por un buen clima laboral se transmite al público, asegurando una experiencia positiva.
Cultura organizacional de adhocracia
Este tipo de cultura organizacional se caracteriza por llevar a cabo, constantemente, acciones de innovación. Esto implica, al mismo tiempo, cuestionar las estructuras vigentes y replantear los objetivos y procesos las veces que sea necesario.
La mayor ventaja de este formato es la promoción de la creatividad de los colaboradores para ser parte de la innovación. Si bien puede implicar cierta presión en algunos casos, la renovación constante posibilita el dinamismo y la flexibilidad de las condiciones de trabajo.
Cultura organizacional de Jerarquía
Una vez que entendemos qué es la cultura organizacional, es fácil advertir que se trata de una forma innovadora de atender a los desafíos empresariales. Sin embargo, en muchos casos, aún funcionan las estructuras más tradicionales, como en las organizaciones jerárquicas.
Este modelo, que implica una cadena de mando con niveles de trabajo, destaca por su capacidad de estabilidad. Por otro lado, aunque puede resultar poco flexible, la dirección ordenada y la predictibilidad pueden ser beneficiosos en algunos mercados.
Cultura organizacional de mercado
Este tipo de cultura organizacional encuentra sus cimientos en la competitividad y rentabilidad, lo que, en algunos casos, es fundamental. Las organizaciones que responden a este modelo atienden constantemente a los resultados finales de sus acciones.
A diferencia de la cultura de clan, en este caso hay una meta común, pero cada área se focaliza en sus propios fines. Esto garantiza llevar a cabo acciones objetivas con claros resultados y un alto índice de rentabilidad de las distintas propuestas productivas y comerciales.
Para evitar la desmotivación de los colaboradores debido a la prioridad del éxito externo de la empresa, es importante contar con líderes que promuevan un clima laboral favorable.
